No espero ni pido que nadie crea en el extraño relato que me dispongo a escribir, loco estaría si lo esperara y no estoy loco y se muy bien que esto no fue un sueño...
Acostado yacía yo en una fría camilla de operaciones en el quirófano de un hospital de la costa del Litoral. Se preparaba todo para la operación que me iban a realizar, el doctor que era el mismo de cabecera de mi papa y amigo de la familia, era negro como yo muy alto de la costa del litoral central, muy profesional, metódico y calmado, tenía una particularidad que escuchaba musica mientras operaba.
La luz cegadora como el sol de una lampara fija y redonda encima de mi me hicieron pensar. Parece una sala de interrogatorio de película. Trataba de no mirar la cantidad de herramientas que estaban cerca de la camilla, serrucho, taladro, martillo, tijeras, alicate, cinceles de varios tamaños, tornillos, todo en acero inoxidable, en ese momento pensé ¿Que carajos hago yo aquí? ¿Esto es un taller de mecánica? ¿Que es esto? Los nervios se acercaban a mi como las sombras inevitables de la noche. Todos los médicos y enfermeras estaban ocupados en sus preparativos como un ritual ceremonial de lis ya extintos imperios antiguos, en ese momento una aguda y agradable voz me dijo por favor cuenta regresiva mente del diez al uno yo te acompaño, diez, nueve, ocho, siet, Zzzzzzzz Zzzzzzzz...!
Me despertaron los gritos aterradores y desesperados de una doctora que imploraba a Dios, Sr. Porfavor devuelve me a Manuel te lo pido y entre cachetadas, gritos y sollozos fui abriendo los ojos lentamente y frente a mi camilla en la sala de recuperación estaba una doctora de mediana edad con cabellos marrones y algo rizados, lentes, bata y un estetoscopio colgado al cuello llorando sin cesar y decía, como me haces esto Manuel despierta por el amor de Dios. En ese momento se arrodillo para rezar, implorar o vender su alma en el séptimo circulo del infierno para salvar la vida del niño. Estaba frente a mi de algunos nueve o diez años que habían operado en el pabellón de al lado y el anestesiólogo al parecer le coloco un poco más de lo requerido. Imagínense el sentimiento de culpa por la muerte de ese niño y a tan corta edad.
Yo la miraba entre dormido y despierto con mucha sed y un desagradable sabor a medicamento en la boca. Hacia un frio impresionante y cuando la doctora termino de rezar no se a quien, se escucho una débil tosecita en una carita roja como un tomate de las cachetadas de reanimación que la doctora le dio. Ella salto de la emoción entre llantos, risas, agradecimientos, etc. Fue todo un acontecimiento, al momento entraron varios médicos y enfermeras también un camillero, allí nos separaron cada uno para una ala del hospital para nuestra recuperación.
El camillero me llevaba por un inmenso pasillo tenebroso de luces blancas diáfanas en un techo colgante, al final del mismo se veía una lampara a medio encender e intermitente que le daba al lugar el toque de terror que uno no necesita porque tiene que pasar un par de noches aca. La camilla sigue rodando entre unas paredes pintadas en dos tonos blanco y azul, entra.os en un amplio ascensor hasta el cuarto piso donde había una encrucijada y en el medio una capilla muy antigua de cuando el Dr. José María Vargas rezaba allí por sus pacientes e incluso había una silla bien demarcada y antigua con un aviso de no tocar, porque allí se había sentado el mismísimo Dr. José Gregorio Hernández , era como un pedacito de iglesia dentro del hospital con sus bancos largos de madera y un cojín morado para arrodillarse,. Muchas fotos antiguas de difuntos, velas, flores y habían cuatro o cinco señoras sentadas en diferentes sitios con su rosario en la mano rezando por sus familiares.
En ese momento me dejo el camillero mientras pasaba la historia por enfermería y me hacían el papeleo de ingreso, había un silencio sepulcral que fue interrumpido por un grito desgarrador de dolor funerario que hizo eco en los cuatro pasillos de la encrucijada. Con lis pelos de punta y sin sangre en las venas pensé para mis adentros, ¿Que paso aquí? Estamos hablando de las ocho pm de la noche, solo acostado en medio de la encrucijada y frente a la tenebrosa capilla, toda una escena de terror...! Había fallecido alguien de allí los gritos, los familiares con su dolor y pena iban caminando con dirección a la morgue ¡que triste pensé yo!
La noche siguió su curso y el dolor de la herida era intenso t desgarrador, me sedaron para poder dormir, amaneció y estuve sedado hasta largas horas de la tarde, el dia transcurrió normal hasta que llego la noche, jamas podre olvidar este suceso 29 de septiembre de 2009, dia de San Miguel Arcángel. Luego de despedirme de mis familiares y acostarme escuchaba los quejidos y lamentos de los otros pacientes que compartían el ala con al menos doce camas todas juntas en el mismo cuarto enorme y todos a la vez solos con nuestro dolor, era aterrador sentarse en la cama y escuchar todos esos lamentos, lagrimas de dolor y la sombra inclemente de la soledad que es el enemigo más fuerte en estos momentos donde te encuentras a ti mismo, había que estar bien centrado para no caer en depresión. No podía dormir sabia que eran las doce de la media noche ya pasadas porque había cambio de guardia y estaban colocando los tratamientos. Yo estaba muy consiente porque con mi condición de alérgico no me podían colocar ningún tratamiento sin orden del Dr. Larry Camacho, al pasar todo aquel alboroto de inyecciones, píldoras y jarabes apagaron las luces exceptuando la de la puerta principal. Yo no podía pegar un ojo, en medio de aquella oscura y terrorífica habitación.
De pronto entra una enfermera joven con su uniforme blanco e impecable con un gorrito que tenía una cruz roja, sabes en ese momento no lo había notado, se torno un frio y un silencio poco común para estar en el Litoral.! Sus palabras fueron ¿Hola amigo te acuerdas de mi? Yo me sentaba detrás de ti en la clase de ingles del profesor Alejandro Acevedo, ¿Te acuerdas? En el liceo José María Vargas, ¡ Oye este fue el profesor de ese liceo en verdad! Continuo hablándome recuerdas a fulano, a fulana, de esto de aquello, con una descripción tan perfecta que me impresiono, el dolor de ka herida se me olvido y estuvimos conversando toda la noche admito que ella estaba parada en un lugar especifico ya que su uniforme estaba muy iluminado pero su rostro era diáfano y oscuro, sin embargo sabia tanto de mi que en ningún momento desconfíe de ella. Era muy agradable y confieso que había perdido el miedo de estar solo en un hospital, sus dulces palabras me hicieron olvidar el tenebroso paisaje desolador de oscuros e interminables pasillos por donde a esa hora no camina ni Dios.
Cuando canto el primer gallo ella se dispuso a partir y me dijo ¡ Me encanto volver a verte sabes estaba perdida hasta que te encontré de nuevo ! ¡ Nos vemos ! Salió por el pasillo de la encrucijada y por un momento dude y salí tras ella para preguntarle su nombre y una cantidad de cosas imagínense somos amigos ¡ Uff ! Al abrir ka puerta para dirigirme hacia las terroríficas paredes del patíbulo ya estaban afuera todos los médicos en el cambio de guardia, las enfermeras con los carritos de medicina, tratamientos todo un corre y corre, yo en medio de ese atareado lindo, iluminado y caluroso pasillo lleno de personas alborotados por el inicio de trabajo fue un gran e inesperado cambio para mi.
Otra enfermera me agarro por el brazo y me dice, ¿ Que hace usted aquí ? No sabe que el Dr. Larry Camacho le indico que no se levante de la cama, vamos que van a pasar revista. Quede inquieto y con ganas de que todo aquello pasara rápidamente para dirigirme hacia el cubículo de enfermeras y preguntar por mi amiga, no supe lo que me indico el Dr. Porque mis pensamientos estaban en la mágica y extraña noche que me hizo sentir tan bien.
Al pasar todo aquel bullicio y mientras los pacientes ya tranquilos con la luz del dia y esperando la visita de sus familiares y amigos, yo salí a toda prisa y le pregunte a la enfermera que me tomo del brazo le dije ¡ Buenos días ! Buen dia me respondió una voz fuerte pero tranquila de una enfermera de unos cuarenta y cinco años con sus lentes en la punta de la nariz y revisando los papeles de la noche. ¿ Que se le ofrece mijo ? A que hora se marchan las enfermeras de la noche ? Entre las ocho y las nueve depende de sus diligencias. Ahh .! Ok y donde se encuentran ahora las enfermeras de la noche.? Somos nosotras, tres señoras de casi la misma edad y con el rostro cansado por las vigilias y el mal dormir. Me asombre porque no vi a mi amiga, no no señora dije, la joven que me atendió anoche que me imagino por el uniforme es la supervisora. ¿ Que uniforme ? Pregunto la enfermera con una expresión de incredulidad, ese todo blanco parecido al habito de las monjas con una cruz roja llevaba una bandeja de acero inoxidable con intravenosas de vidrio y metal sabe...
Todas las enfermeras se miraron al unísono y voltearon hacia mi, usted esta seguro de lo que esta diciendo ? Pues claro si acaba de salir hace rato, estuvo acompañándome toda la noche, me dijo que había estudiado con migo, tranquilo mijo le va a dar algo, me dijo la enfermera de lentes, ¡ Pero ! Insistía yo, tranquilo mijo es ella ? Mostrándome una fotografía antigua en blanco y negro que dejaba ver su uniforme blanco con la cruz roja, pero el rostro era diáfano perece que le había caído una gota de agua justo en la cara.
Si, si dije yo con voz preocupada y diligente, como olvidarla pasamos una noche genial. La llama por favor gracias.! Las tres voltearon a mirarse y me dijeron acompáñame por favor, imagínense yo iba con toda la curiosidad del mundo sin saber que decirle, cual era su nombre, como me reconoció, después de tantos años. Estaba extasiado con tantas preguntas que rodeaban mi mente cuando la enfermera para justamente frente a la capilla de la encrucijada, ya no se veía tan aterradora por la luz del dia, la enfermera de lentes me dijo pasa, yo con el dolor de la operación trate de correr porque en el primer banco de madera había una enfermera sentada, yo con mucha prisa y el corazón exaltado por la emoción de encontrarme con un buen amigo de la infancia le tique el hombro y le dije.
Hola muchas gra...! No era ella se trataba de una monja que daba la misa matutina, el uniforme era idéntico, la enfermera de lentes me llama y dice mírala es ella ? Quede petrificado, mis labios perdieron hasta la ultima gota de sangre y sentí en ese momento algo inexplicable, en el diccionario se llama (terror), al ver la fotografía de la agradable enfermera colgada entre los fallecidos con velas y flores que estaban en el altar y la de ella tenía una inscripción : "En memoria de quien perdió la vida en la tragedia de Vargas cumpliendo con su deber ..!
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Enfermera de Turno
Short StoryNo tienes idea de lo que se vive dentro de un hospital.... Siempre hay un amigo....