La noche al fin había hecho acto de presencia, las cinco chicas se encontraban dormidas en sus respectivas habitaciones. Podía escucharse el sonido de los grillos, los perros ladrando en la lejanía.
El silencio en la casa es interrumpido por el ruido de la sabanas que quita Seulgi de encima suyo, dejando ver un pijama color rojo, mientras toma asiento para levantarse observa fijamente el espejo que se encuentra en un marco sobre la cama. Se levanta y tomando asiento frente al tocador comienza a maquillarse con la mirada perdida en el espejo frente a ella.
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Se pueden escuchar pasos descendiendo por las escaleras. Yeri se dirigió sin duda alguna a la alacena, misma en la que no encontró nada, pasando su atención al refrigerador, en el cual solo pudo encontrar comida descompuesta.
Un poco decepcionada se recargó sobre el mesón frente al refrigerador, mientras la luz resaltaba el brillante color rojo en su ropa. Por la puerta de la cocina entró Irene que estaba entrando del jardín, con suaves movimientos entregó el teléfono a Yeri.
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No pasa tanto tiempo y puede escucharse el timbre de celular sonando, se encontraban pidiendo una pizza. A la misma habitación entró Wendy quien llevaba entre sus manos un bote de helado que al parecer le había encantado, sin dudar le dio un poco a Irene.
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Yeri colgó la llama y dejo el telefono sobre el mesón, ambas salieron de la cocina y se quedaron observando con la mirada perdida y de manera fija a la puerta de la casa que daba hacía el exterior de la misma.
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