𝙈𝙔 𝙈𝙊𝙊𝙉 ; 𝘒𝘰𝘰𝘬𝘫𝘪𝘯 ✓

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I: Happy that we met each other, now til' the very end

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El ruido apagado llegando con pulsaciones a través de los angostos corredores del backstage, incluso abajo del escenario y algunos otros apartados, el ambiente pesado más allá de la tensión y euforia del momento, porque había pasado un largo tiempo desde la última vez que habían estado en una situación parecida. El mundo entero lo sabía, aquella noche era más que extraordinaria.

Pero a lo mejor la carga se debía a un detalle adicional, quizá insignificante si otras personas lo descubrieran, dependiendo de quién fuera, por supuesto. Si se tratara de alguien del mundo exterior, probablemente daría qué hablar por varias semanas.

Un escándalo.

Sin embargo, si fuera simplemente un miembro del grupo, bien, podría llegar a ser tomado a la ligera. Finalmente, siempre era de esa manera. No importaban las señales que mandara, cualquier comportamiento que pudiese ser tachado de extraño sería completamente justificado por la extrema confianza y afecto forjado a lo largo de una década de convivencia, en ocasiones de manera armoniosa, en otras quizá no tanto.

Como fuera, de las puertas de su departamento para afuera sin duda era de esa forma, tal vez incluso más obstinadamente con los chicos por su tendencia a llenarse de vergüenza cada vez que esos halagos o momentos cariñosos salían a relucir en cámaras. Pero, ¿qué, con lo que sucedía dentro? ¿Detrás de ningún lente?

Jungkook nada más sabía que, por muy evidente que fuera, con justificación o no, no iría más allá. Estancado desde el primer momento, sin siquiera haber tenido la oportunidad de avanzar.

Pero la razón estaba clara allí después de todo, ¿no? Se encontraba corriendo a toda velocidad como si escapara de alguna amenaza contra su vida, todo para que el tiempo le alcanzara como un fragmento de prueba, lo que era su vida cotidiana, con la sobrecarga de responsabilidades, grabaciones y horarios.

Su tensión no se debía a la emoción de volver al escenario tras largas temporadas de añoranzas y momentos nostálgicos, iba un poco más lejos y a lo mejor el motivo debería ser desacreditado, por el bien de su ética en el trabajo, el amor que profesaba a sus seguidores, su compromiso con la agrupación, ¿cuántas otras razones podía encontrar?

Al final todo en su conjunto indicaría que no era lo más sensato, aunque fuera involuntario por la naturaleza de sus sentimientos y reacciones, el estar siendo estimulado de esta forma por nada más y nada menos que una simple imagen de la persona con la que pasaba poco menos de los trescientos sesenta y cinco días del año. Bien, la imagen y una conversación fuera de lo común durante los ensayos, lo admitía.

Ciertamente, no había podido sacarse de la cabeza el preciso momento en que había entrado a los vestuarios y presenció la tersa piel siendo cubierta con lentitud por un atuendo más que inocente y... normal.

En todos los sentidos, porque, que se lo llevara la mierda, le había visto en mil cosas más calientes y provocativas que esas telas rosas cuya transparencia no servía de nada, porque una vez puestas sobre la carne, no tenían nada que exhibir.

Hasta le había visto sin ropa, ¿cuál era su maldito problema con la nueva indumentaria, entonces?

Quizá ninguno, el problema no existía y en realidad las pruebas de vestuario no tenían nada que ver con el revoltijo en su estómago y el calor subiendo desde la parte baja de su cuerpo.

Solo que, de hecho, esa era la razón.

Y es que, después de tantos años pasando por esa clase de situaciones, ensayando el día del evento horas más temprano, cuidando cada detalle para que no hubiera ningún inconveniente en el momento crucial, haciendo observaciones para las mejoras aunque pareciera un poco tarde para ellas...