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Habían pasado dos semanas desde que iniciaron las clases, y no tenía mucho para comentar al respecto, porque no había sido muy distinto a los años pasados, cosa que creyó cambiaría al ser el último, aunque podía agregar un pequeño factor que hizo una ligera modificación.

Digamos que hablar con JaeMin era algo que lograba hacer pocas veces en el día, puesto que el lindo chico no parecía querer acercársele cuando se hallaba con YangYang al lado, y tampoco lo juzgaba, porque su amigo no le daba la mejor de las bienvenidas.

De todos modos podía ingeniárselas para poder verlo, hablar, incluso coquetearse entre sí con miradas disimuladas, no tanto, RenJun era un poco nuevo en ello, pero hacía su esfuerzo intentando llamar la atención de JaeMin.

No era como si le gustara Na JaeMin, seguía sin conocerlo muy bien, así que todavía se mantenía en una parada de: "Oh, es lindo". Sin embargo, ambos sabían que pronto podría cambiar la percepción mutua hacia el otro, porque no cabía duda lo bien que lograban pasarla estando juntos, aunque fueran un par de insignificantes minutos en los que JaeMin parloteaba sin querer detenerse.

A RenJun le gustaba oírlo, por más estúpido que fuera lo que estuviera saliendo de la boca ajena, le agradaba bastante escuchar cada una de las anécdotas que tenía archivadas en su cabeza.

Y eso sucedía en aquel instante. Habían pasado las primeras clases, así que RenJun decidió buscar a JaeMin al estar libre porque YangYang usaba esta hora para hacer ensayos en la sala de música.

Caminó por los pasillos, no estaban tan plagados de alumnos, así que no sería tan difícil identificar la cabellera desordenada de JaeMin. Miraba a los lados tratando de hallarlo, mordisqueando el interior de su mejilla al no dar con su paradero.

Una lucecita se encendió en su cabeza al recordar que a JaeMin le gustaba ir afuera y quedarse cerca de las canchas, sin hacer mucho, siempre que iba a buscarlo por allá estaba con audífonos mientras que miraba el césped.

Decidió ir hacia allá.

Por supuesto que lo encontró sentado en el césped, jugando con su teléfono a la vez que tenía entre sus piernas una bolsa pequeña de papas fritas, de la cual comía con lentitud. RenJun sonrió al estar a pocos metros de él, sentándose repentinamente a su lado, asustándolo.

JaeMin saltó en su lugar, viendo hacia RenJun antes de devolverle la sonrisa y golpearlo en el hombro como era de costumbre.

Hey, wassup —saludó volviendo la atención a la pantalla de su teléfono.

Wassup —imitó RenJun sobándose el hombro—. ¿Qué juegas?

—Roblox —respondió abriendo su boca—. Estoy ocupado, pon una en mi boca —pidió mirando momentáneamente la bolsa de papitas.

RenJun observó entre sus piernas, haciendo una mueca antes de estirar su mano para tomar una fritura; JaeMin sacó su lengua cuando RenJun dejó la papa cerca de su boca.

El menor masticó ruidosamente, lamiéndose los labios brillantes por la grasienta consistencia, así que se paseó la manga por la boca para limpiarla.

—¿Qué es Roblox? —Preguntó el chino acercándose un poco más, inclinando su cuerpo para ver lo que JaeMin hacía.

—No sé cómo explicártelo, pero es una mierda muy divertida —respondió moviendo sus dedos sobre la pantalla—. Deberíamos jugar juntos.

Hey, wassup!│RenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora