¿Cuál es tu peor miedo?

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Aún no lo conocés.

CAPÍTULO I

En el Río

Los años han cambiado pero no para ciertas familias. Costumbres ancestrales todavía se practican hoy. Gente oscura y deplorable aún se encuentran entre nosotros.

Los rituales no son cosas del pasado: para la fertilidad, para el amor, para la cosecha, para, para... siempre hubo y habrá una excusa para sacrificar algo valioso. Siempre habrá personas sometidas, desde sus almas en penumbras, a entregarse a los viles cultos milenarios.

Del rito del que les voy a contar, es por lo menos fatídico, al menos siniestro.

Este decía que una familia destinada al éxito tendría que reunir ciertos requisitos demandados por sus patronos demonios: "Hijos puros. Cuando la sangre se uniera, las almas serían una alianza. La sangre pura hará que los niños venideros traigan abundancia a la familia, a la siembra, a la cosecha y a la caza. Serían las mejores de todas."... eso decían los Paros, una familia sombría, si es lo menos que podemos decir.

El matrimonio de Sofía y Wolter dio a luz a Artur en 1967, en la chosa de madera más andrajosa del monte, tenía más roedores que huevos en la heladera.

Habían sacrificado una décima parte de su ganado en honor a sus falsos dioses, para lograr que un niño se posara en el vientre de la mujer. Fuego y danzas extrañas, los movieron por doquier al son de tambores que se oían a lo lejos. Allí, en la hoguera, terminaron sus sacrificios.

Les vino un niño sano, el rito había dado resultado luego de seis años de búsqueda.

En sus primeros años de vida el muchacho mostró capacidad para la caza y oído atento a las historias familiares, tan sagradas para ellos.

Varios años después y luego de ser muy buscada por medio de cultos oscuros. Llegó la noche en que se la concibió. La luna estaba en cuarto creciente... no era lo que indicaban sus añejos libros, pero ella debía descender.

Magnolia, una niña hermosa y sana provino... era todo lo que una estirpe podía pedir. Inteligente y amada en la escuela, a la cual asistió, tristemente sólo un semestre en primaria. Ya que su ser interno era demasiado claro para dejar que la vieran... necesitaban una niña sumisa y que acatara todo lo que sus padres dijeran.

Cuando Magnolia llegó a la edad de la promesa, sus quince años, se retiró y tomó el baño ritual de su familia, como de costumbre, un baño en el río a las siete de la mañana. Este pasaba a pocos metros de la casa.

El padre despertó a su hijo mayor y le dijo:

- Es tiempo.

Tomó de la mano a Artur, vendó sus ojos. Lo hizo caminar por caminos pedregosos, las ramas golpearon su rostro. Al llegar a destino descubrió sus vendas frente al cuerpo desnudo de su hermana, quién estaba de espaldas ignorando lo que acontecía, para que la viera.

- Esa mujer te pertenece. Ella es de sangre pura igual que vos.

- ¡Padre, es mi pequeña hermana!- respondió apenado.

- Eso no importa. Es una costumbre generacional... tu madre es mi prima y ustedes hoy son puros.

Esa misma noche la madre de Magnolia la atavió como a una novia y la metió en la cama de su hermano.

El padre preparó a su hijo de veinte años y le dijo:

- El futuro de esta familia está en que hoy la tomes como tu esposa. Así las profecías llegarán y nos enriquecerán según las promesas hechas por nuestros ancestros.

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⏰ Última actualización: Jun 23, 2021 ⏰

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