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«𝐋𝐀𝐆𝐑𝐈𝐌𝐀𝐒»
Algo que megumi no soportaba era ver a su querida novia llorar, ya sea por cualquier razón, siempre trataba de mantenerla feliz
¡Ni siquiera veían películas de amor o tristeza!
Fushiguro cuidaba con su vida a (N) pues era la única que lo hacía sentir en paz, por más alegre e imperativa que fuera, le traía paz, y el simple echo de verla llorar le molestaba
Por esa razón, desde que comenzaron a salir, no se arriesgaba tanto en las misiones por miedo a preocuparle tanto, hasta el punto de hacerla llorar
Su novia era un ser de luz, era la luz que iluminaba sus días, y el tenía que proteger esa luz
Si por el fuera, la metería en una burbuja para que nada ni nadie la lastimara
Hoo como quería esa burbuja en esos momentos, se replicaba una y mil veces por no meterla una burbuja
Pues para ponernos en contexto.
Megumi visitaría hoy a su novia, era otra de sus tantas escapadas, se encontraba frustrado y lo único que quería era estar con su linda novia todo el día
Pero no se espero encontrarla llorando
No se espero verla tirada en el suelo mientras lloraba a mares.
Tenia una copia de las llaves de la casa de la femenina, por eso podía entrar como si fuera su casa, pero entrar como si nada esperando a que su querida novia lo recibiera con una gran sonrisa y lo llenara de mimos el resto del día, no podría ser posible
Preocupado se acercó a ella, se incorporó a su lado y sin ninguna palabra la atrajo hacia su pecho
La chica dio brinco de sorpresa por el repentino tacto, alarmada por que fuera alguien que no conocía, levantó la cabeza percatándose de que solo se trataba de su novio
Lo abrazó con fuerza, llorando a mares, murmurando cosas sin sentido para el azabache
Este mismo acaricio su cabello, tratando de calmarla, después la cargó estilo nupcial, para caminar hacia el sofá de la sala y sentarla en sus piernas, mimándola como si de una bebé se tratase
- shh ya estoy aquí, cariño, cálmate, tu novio está aquí - murmuraba el pelinegro, mientras acariciaba el sedoso cabello de la chica.
Después de un rato más de escuchar los dolorosos sollozos de su amada, esta se tranquilizó, soltando pequeños hipidos al aire
