♡ "Amor prohibido murmuran por las calles~."
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★
La casa Zenin no era un lugar en el que podías hablar libremente, al menos no desde la perspectiva de ________________, quien, debería medir hasta la más mínima de sus palabras, los secretos son un lujo que podia darse.
Pero.
Hay un lugar dentro del dominio de los Zenin en el cual podría hablar sin mesura, expresar abiertamente su sentir y no preocuparse por las consecuencias que podían conllevar. El denso bosque en el que los más jóvenes del Clan entrenaban. En la profundidad de la arboleda. Si caminabas lo suficiente incluso podrías toparte con las lejanas montañas.
Aquel viernes, ________________ simplemente se excusó diciendo que iría a practicar poesía.
—No deberias estar aquí —exclamó Toji Zenin, quien, reposaba bajo la suave sombra de un árbol—. Regresa a casa —murmuró, cruzando los brazos detrás de su cabeza y negándose a enfrentar la mirada con la mujer—. Mi tía te regañará si te encuentra aquí.
Las palabras del hombre sonaban tan frías y carentes de facto, no era la forma de hablarle a un preciado amante, quizá mejor dirigidas a alguien imprudente y de poco interés afectivo.
Sin embargo, el tono seco y déspota que Toji usaba con su pareja no era lo suficientemente ácido como para hacerla flaquear un solo segundo.
Aquello era lo que se suponía debía decir, aunque su sentir fuera completamente distinto y tuviera una serie de emociones acumulándose en su estómago. Cada día intentaba apaciguar a su desenfrenado corazón cuando la veía. Quizás ella se cansaría si no devolvía su afecto. Sería lo mejor.
Eso era lo que debía decir.
Quería expresar cuanto anhelaba un toque, una caricia, una palabra afectuosa. ¿Pero en verdad era lo correcto? Cuando Toji se miraba al espejo realmente se preguntaba si era lo suficientemente fuerte como para proteger a la mujer que ama de las garras del Clan cuando la robara.
Fue una familiar y reconfortante fragancia la que lo envolvió, podía reconocer el olor de su perfume aunque se encontrara en medio de un mar de gente.
—Te extraño —susurró ella, empezando a dar pequeños pasos, acercándose hacia su pareja—. Toji —llamó en tono dulce, jugando con sus dedos y esperando el momento oportuno para estar junto a él—. Tú también me extrañas.
Joder, sí.
—Quizá —murmuró de forma despreocupada—. Quién sabe.
La barrera invisible que había creado entre ambos no existía cuando estaban ahí. Aunque hubiera mil excusas en el mundo, sabía que nadie los hallaría ahí realmente.
Bastó un suspiro, antes de que volviera a respirar ella ya estaba entre sus brazos.
El cuerpo de Toji era fuerte, podía sentirlo incluso bajo las gruesas capas de ropa. Sorprendentemente cálido. No pudo evitar aferrarse a él, abrumada por su nasculino aroma.
________________ se sentó sobre las piernas de su pareja, disfrutando de su calidez a pesar de los gruesos kimonos que separaban sus pieles—. ¿Se supone que esta es la perte en donde te dejo dramáticamente o algo así? —rió la mujer, posando sus manos sobre los anchos hombros del mayor—. Toji —llamó por segunda vez, pues, él aún parecía reacio a sus palabras—. No intentes terminar algo que será para siempre.
Fue la primera vez en toda la conversación en que la expresión en el rostro de Toji Zenin se suavizó, manteniendo la mirada en su pareja—. Te harán daño si nos encuentran —murmuró, deslizando sus manos a través de la cintura de la mujer—. Si me matan, nunca podré verte de nuevo.
Las mejillas del Toji eran levemente ásperas cerca a la barbilla, aunque suaves en sus pómulos altos.
________________ sonrió, dando suaves caricias con sus pulgares, acercándose lo suficiente como para juntar sus narices y dejar un pequeño beso de conejo—. Entonces sólo debemos evitar que nos vean.
Zenin tomó las mejillas de su pareja entre sus manos ásperas, sintiendo el contraste con la suave piel de ella.
Guardó silencio un momento, manteniendo en suspenso sus palabras y simplemente disfrutando del rostro de su amante bajo la delicada luz del sol.
El bosque fue el único que escuchó aquella pregunta, pues, los ruidos serenos de las ramas moviéndose al ritmo del viento y las canciones de las diversas aves fueron los que le dieron respuesta a la interrogante del cómo terminar con los problemas en su vida.
Toji Zenin dejó una última caricia.
—Si dejo el Clan Zenin —susurró áspero—. ¿Vendrías conmigo?
—Sí.
La respuesta ni siquiera tuvo que ser pensada coherentemente, había salido de los labios de ________________ casi de forma apresurada.
Las cejas de Toji se elevaron con timidez, quizá abrumado por el cariño de su pareja. A estas alturas incluso las puntas de sus orejas estaban teñidas de escarlata.
Los nervios hacían que sus labios temblaran levemente.
—Toji —susurró, lo suficientemente cerca como para sentir el cálido aliento de su amante. Dejó un pequeño beso cerca a sus labios, sobre la cicatriz que surcaba su boca y luego observó sus brillantes iris esmeralda nuevamente—. Te amo.
Para Toji Zenin, había sido el primer te amo que había recibido en su vida. Había una extraña sensación en su pecho en ese momento.
—Te amo.
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[ Toji Boyfriend Goals ] ©
FanfictionCapítulos dedicados al DILF más grande del mundo, papá cigarrillos y posiblemente hombre latinoamericano promedio. Quiero que me pegue, me embarace y me abandone.