Cero

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—Jungkook cambia esa expresión, ve a hablar con los Park, recuerda lo que hablamos. —La voz de su padre lo distrajo de sus pensamientos. Llevaba un largo rato mirando la esquina de la habitación donde se encontraban, rogando porque el tiempo pasara rápido y pudiera irse a su casa. —Deberías acercarte e intentar entablar una conversación que nos resulte provechosa.

Como si fuera tan fácil hablar con los Park, pensó, los odiaba. Bueno, tal vez odiar no era la palabra. En realidad sólo conocía lo que ellos le mostraban al mundo y, Park Jimin y Park Bogum le parecían muy hipócritas. Siempre tan sonrientes, tan amables, tan predispuestos a ayudar a los demás, tan respetuosos con los mayores, pero estas actitudes sólo salían a relucir en las fiestas o los eventos importantes. En su círculo más cercano de amigos actuaban como verdaderos idiotas, siempre creyéndose mejores que los demás. Jungkook fue invitado a formar parte del mismo varias veces, pero sólo le bastó estar media hora con ellos y sus amigos para saber que no eran el tipo de personas con las que se quería rodear. Una lástima que su padre no viera esas cualidades poco afables, o tal vez si lo hacía, pero no le importaba lo suficiente.

—Sí papá, déjame ir primero al baño y luego voy a buscarlos. — Se levantó de su asiento y emprendió su camino a los aseos, si tenía suerte cuando regresara alguien habría robado la atención de su padre. Giró hacia su izquierda, empujó la puerta para ingresar y se quedó al lado del lavamanos viendo su reflejo en el espejo, contando los minutos. ¿Cinco serían suficientes?

Al salir decidió dirigirse al extremo opuesto del salón, divisó una mesa vacía cerca de una esquina y emprendió su camino hacia ella. Se encontraba en un evento de presentación de una nueva línea de automóviles de lujo, la fiesta, por supuesto era lo suficientemente ostentosa. Llena de decoraciones y de gente exitosa y su padre, dueño de una agencia de marketing, estaba ansioso por capturar nuevos clientes, por lo que lo había arrastrado junto a su madre al evento. Todo es acerca de las conexiones Jungkook, le había dicho antes de salir de casa. Por eso quería fervientemente que él se relacionara con los primos Park, hijos de los dueños de la compañía de lubricantes más importante del país, con los que su padre todavía no había tenido el placer -o la desdicha- de trabajar. A Jungkook para la desgracia de su padre, no le importaban las conexiones, no establecía muchas relaciones y no le gustaba estar rodeado de gente importante, todos en ese círculo eran medio hipócritas.

Un hombre se dejó caer en una silla cercana, trató de no mirarlo para no verse obligado a entablar una conversación que probablemente sería incómoda. Pero la otra persona no parecía pensar lo mismo.

—Se vuelve aburrido después de un tiempo, ¿verdad?—Su voz bastante gruesa, se hizo escuchar por sobre la música de fondo.

No respondió, no sabía qué decir para ser honesto.

—Estas fiestas no son lo mío, hay demasiada gente para mi gusto. —Volvió a intentar el hombre.

Jungkook sentía que sería muy irrespetuoso si no respondía a su comentario, así que lo intentó.—No estoy seguro que la palabra aburrido sea la correcta, es más bien agotador. Hay que sonreír mucho. —Dijo tratando de hacer una broma.

—¿No te gusta sonreír?—La pregunta sonó lo suficientemente seria para que él volteara su cabeza para mirarlo bien. Era bastante atractivo, con el pelo castaño levemente ondulado enmarcando su rostro, facciones bastante masculinas, tez un poco más bronceada que la suya propia y debía estar finalizando sus veinte. Una de sus arregladas cejas se levantó, probablemente cuestionando la inspección que estaba recibiendo.

Jungkook chasqueó la lengua—Me gusta sonreír, pero prefiero entregar sonrisas auténticas. Las falsas son un desperdicio de energía.

—¿Eso quiere decir que ninguna de las sonrisas que muestres aquí será auténtica?

—No lo sé, tal vez si a los mozos se les cae la bebida sobre alguien...

Esa respuesta arrancó una breve carcajada a su ahora compañero de mesa.

—Mientras la bebida no caiga sobre mi esposa. —Respondió el otro.

Jungkook no se sorprendió al oír eso, alguien con su porte seguramente estaba tomado. Aunque le parecía que era muy joven para estar casado, de todas formas ¿qué sabía él?

—Espero de todo corazón que no tenga que pagar la tintorería pronto, señor. —Dijo mirando el perfil contrario.

Una amplia sonrisa cuadrada adornó el rostro del castaño. —Mi esposa odiaría tirar su vestido favorito. Aunque si soy sincero, sería gracioso de ver, definitivamente se enojará mucho... —Giró su rostro para encararlo — ¿Sonreirás en ese momento o tal vez reirás?

—No me reiré de su esposa, pero si la bebida cae sobre mi padre por otro lado...

Una carcajada escapó de los labios del hombre. —Espero que no caiga bebida sobre nadie, sería la peor desgracia para estas personas ¿no crees?

Jungkook levantó una ceja —¿Estas personas? ¿Usted no forma parte de estas personas?

— Mmm —El hombre hizo una cara pensativa— ¿Se podría decir que lo hago si frecuento estas reuniones al menos una vez por mes?

—Depende —Jungkook frotó su barbilla. —¿Sería la peor desgracia para usted si dejo caer una de estas copas de vino en su ropa?

—Odiaría tener que pedirte el dinero para reemplazar el traje. Pero hay cosas peores en esta vida ¿no?

—Si frecuenta estas reuniones al menos una vez por mes, estoy seguro que no necesita pedir dinero para reemplazar el traje.

—Dado que tú también estás aquí, supongo que no sería problema para ti hacerte responsable por el daño causado. —Cruzó las manos sobre la mesa, girando su rostro para encarar a Jungkook.

—Supone bien, siempre puedo llevar su ropa manchada con vino a casa y tirarla dentro del lavarropa automático. —Respondió torciendo su cabeza hacia un costado, dándole al castaño una mirada casi angelical. —Sólo espero que no se encoja con el agua caliente.

El hombre negó con la cabeza mientras reía —Sería una lástima. Espero que realmente no estés considerando tirarme el vino encima. Es un poco incómodo volver a casa con la ropa mojada. —Repentinamente, cuando Jungkook estaba por responder, algo a sus espaldas llamó la atención del contrario. —Si me disculpas —Dijo levantándose de su asiento mientras abrochaba el saco de su traje gris. —Espero que el resto de tu velada sea agradable, y que no te agotes de sonreír mucho hasta que puedas volver a casa.

Y así, sin esperar una respuesta por parte de Jungkook, el hombre se había ido.

Y Jungkook...

Él se encontró estirando los labios para formar una sonrisa.

Sólo te necesito - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora