No lo entendía.
No se entendía.
Las razones las mantenía presentes en su banco de memoria pero falló en actuar bajo estas. De nuevo se expuso a la incertidumbre y con gusto se hundió hacia las profundidades de una oscuridad perversa.
La prohibición nunca fue más encantadora que cuando sus labios se unían en largos besos llenos de pasión, lujuria, y desesperación.
Era obligado.
O pretendía serlo.
Él lo sabía. Mantenía para sí el conocimiento innegable de que bajo otras circunstancias era imposible.
Enemigos bajo ideales, metas y medios diferentes.
Por eso lo atrapó.
O se dejo atrapar.
Abrió sus brazos aunque su boca se dedicaba a llevarle la contraria. Y Shockwave nunca extendió su paciencia, lo sometía bajo su determinación aplastante.
Solo tenía la fuerza para imponerse, si se dejaba arrastrar por las mentiras de Blurr, si hubiera reprimido su deseo de reclamarlo de su propiedad, entonces solo tendría la nada.
-Shockwave, bájame de aquí ¿Cuántos días han pasado? Estoy cansado. Déjame ir.
El silencio era habitual, sutilmente era también un tipo de violencia donde lo dejaba en lo incierto y al borde del nerviosismo. Su pretensión poco se cumplió, Blurr temblaba pero el miedo nunca fue el motivo.
Ardía. Cada circuito ardía de una necesidad por ser conquistado.
Un poco de presión y le daría todo. Y sin embargo Longarm solo le miraba detalladamente.
-He dicho que me dejes ir, cuanto más me tendrás...?
-Me deseas, pero te resistes, no puedo concebir otro tipo de interacción que no sea esta agente Blurr, si quieres que muestre una y otra vez medios incivilizados para tenerte, me encargaré de enseñarte que tengo un amplio repertorio de opciones.
-No, no es así, eso es lo que crees.
Blurr se removió en sus cadenas en cuanto Longarm se acercó, el rostro alguna vez cálido imprimía una expresión de seriedad absoluta. Ahora era más inexistente que nunca. El hecho aún le dolía.
Traicionado.
Burlado.
Y aún así su cuerpo estaba dispuesto a unirse con él, un decepticon, su asesino.
-Mírate, sólo mírate, estas tan preparado ya para recibir a Longarm .
Estaba- mal-estaba-mal -estaba- mal
-No me toques, ¡aléjate!
-Querido Blurr, te das cuenta que eres tú quien se está restregando en mi mano?
Mal
Mal
Muy mal
-Desesperado por Mí.
Acarició sus muslos antes de subir a su entrada.
-Ábreme
Negó efusivamente.
-Agente Blurr, ¿recuerda que soy su superior? Por favor, no lo haga más difícil. Abra.
Un susurró recargado de engaño. Puro engaño y lo siguió.
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Mentira.
RomanceCruel verdad, tan negada. ¿Por qué? ¿Por qué se dejaba engañar? Longarm nunca existió. Era solo, solo... Un engaño.