El viento soplaba con fuerza esa noche, el soplido del aire retumbaba contra la casa de piedra y madera, había una tormenta ahí afuera estaban cayendo truenos y había una lluvia abrasadora, iba a ser una dura noche para los habitantes de esa casa, Galena preparaba cubos de metal para las goteras que estaban cayendo, el tejado no podía aguantar tanta agua, el fuego de la chimenea apenas conseguía aguantarse y finalmente se apagó, dejando una escasez de calor en la casa. Era la hora de la cena, ya estaba lista la comida y Galena empezaba a servir la comida para cuatro personas.Pesé a que la noche era mala, el lugar rebosaba de una alegría acogedora. Galena era una madre joven de 30 años, con una increíble melena oscura rojiza, unos preciosos ojos azules y un cuerpo de una jovencita, ella siempre a sido muy feliz y servicial, desde bien joven decidió que su vocación iba a ser proteger al prójimo y convertirse en neosanadora, Galena poseía unos poderes muy preciados para los tiempos que corrían, era una fauna, dedicados en cuerpo y alma a la compleja sanción, creación de pociones y escudos de energía.
"Mis hijos nunca estarán enfermos mientras yo viva" decía siempre Galena con ternura a sus vecinos y amigos.
Ella tenía dos preciosos hijos menores, un niño de 7 años y una niña de 2 años que jugaban frente a la hoguera sin fuego intentando jugar a los guerreros, con unas espadas y escudos, aún que la niña no tenía ni idea ella agarraba su espada y la movía a ver que podía pasar.
Mientras Galena terminaba de llenar el último plato de estofado y se dirigía a ponerlos en la mesa, un hombre entró de un portazo a la casa, su cabello era castaño, como sus ojos, era alto y delgado, y apenas podía mantenerse en pie, Galena se giró a mirar y era su esposo que llegaba supuestamente de trabajar, ella se asustó al verle inestable y se acercó para inspeccionarle, al hacerlo notó un fuerte olor a alcohol, además de llevar una cerveza en la mano, el hombre cierra la puerta de un golpe seco, pero el ruido de la puerta es acaparada por la tormenta.
— ¡Mujer! ¡Hic! ¿¡Donde está la cena!? — dice el hombre azotando el trasero de Galena y yéndose a sentar en la mesa.
Galena saltó de un brinco sobresaltada por lo que acababa de hacer, nunca se había comportado así, pudo ver lo evidente, que estaba borracho. Cogió a los niños de la mano y los acercó cada uno a su silla para cenar, sirvió el agua en cada vaso y cuando fue a servírselo a su esposo este empujó el vaso fuertemente con la mano hasta tirarlo al suelo, Galena fue a recoger el vaso de madera que se había caído y se lo recolocó en la mesa.
— ¡Viiiino! — exclamó su esposo.
— No hace falta que lo tirases al suelo, si no querías podrías haberlo dicho — dijo Galena exhausta.
El hombre se levantó de golpe de la silla dando un fuerte golpe con las manos en la mesa, se quedó mirando a su mujer pero Galena no le apartó la desafiante mirada.
— ¿Acaso te crees... que puedes hablarme como te de la gana? — dijo el hombre dando una bofetada en la cara a Galena.
Ella se quedó conmocionada con que le hubiese puesto una mano encima, "¿En que se había convertido mi esposo?" se preguntaba Galena, puso una de sus manos en la zona del golpe, la mejilla, para que se aliviase.
— Niños, a vuestro cuarto — dice firmemente Galena.
— Pero mamá — dicen ambos niños a la vez — Queremos ayudar — termina diciendo el niño.
— ¡YAA! — grita Galena furiosa.
Los niños obedecen con temor a la madre y se van corriendo de la mano a sus habitaciones. Termina de curarse la rojez de la mejilla, con una sanción de grado menor, cuando se encara con su esposo.
— Bien, dime tu ahora, Lothar, ¿Acaso te crees que puedes ponerme una mano encima? — dice Galena enfadada sin apartarle la mirada.
Él soltó una pequeña carcajada, sin tomarla enserio.
— Más te vale bajar esa altivez que tienes. — dice Lothar con una mueca de desprecio — ¿Te tengo que recordar quien manda aquí?
Los ojos de su esposo Lothar se cambiaron al instante a rojos, mientras desde sus hombros hasta sus muñecas se alzaba una llamarada de fuego que caía desde arriba hacia abajo de sus brazos, como si de agua se tratase, la cara de Galena al ver esa reacción fue de terror absoluto, incluso retrocediendo unos pasos hacia atrás, pero Lothar seguía avanzando hasta que ella se quedó contra la pared y él se quedó a unos centímetros de ella.
— Lo-lothar, me-me-me estas quema... — intenta decir Galena.
— No tienes ni idea, de a cuánta gente he tenido que matar para, que la señorita, tenga una bonita casa y unos bonitos vestidos — dice Lothar cortando lo que iba a decir Galena.
Acto siguiente de sus palabras le arranca el vestido desde la falda dejando la tela en llamas y a Galena semidesnuda ante las llamas que tenía cerca, Lothar suelta un ahogado grito de furia y abofetea de nuevo a su esposa. Galena ya con lágrimas en los ojos lo único que se le ocurría era sanar sus heridas, y eso hizo colocando nuevamente su mano en su mejilla.
— La próxima vez, que te sanes mis heridas, te haré unas más graves ¿¡ME HAS ESCUCHADO!? — dice Lothar soltando una bofetada mucho más fuerte — No te escuchoo — susurra poniendo una mano en la oreja.
— S-S-Siii, señor — dice Galena entre sollozos y temblores mientras traga saliva.
Cuando parecía que se había tranquilizado, Lothar abre la despensa y saca una botella llena de vino, para sentarse delante de la hoguera que el mismo enciende con su fuego y continuar bebiendo.
Galena sin saber que hacer solamente se va a la habitación de los niños, cuando entra los encuentra en una esquina asustados y temblando, mientras que la niña estaba llorando.
— Eh, Maya, mi niña, no pasa nada — dice Galena yendo directa a abrazar a sus hijos.
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Remember: Arde
FantasyEn un lugar inesperado, dos jóvenes prometedores se encuentran de manera desdichada, dispuestos a cambiar el destino que les aguarda, rodeados de poderes mágicos, Lucas y Cora se enfrentan a distintas adversidades. Sumergidos en una batalla por sobr...