1. El único camino

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Era una fría noche de principios de primavera cuando las noticias llegaron a la mansión Aslanbey.

Gönül había esperado durante meses el día de la boda de Miran con Reyyan. El único motor que la impulsaba a continuar con aquella humillación eran las ilusiones de comenzar una nueva vida junto a su esposo, esta vez como un matrimonio real. Pero todas sus esperanzas se habían visto resquebrajadas cuando Miran salió a perseguir a Reyyan y la trajo a la mansión. Cada uno de los gritos de la joven desde el dormitorio donde había sido encerrada era una puñalada que atravesaba el corazón de Gönül, y cada vez tenía menos motivos para controlarse. El incidente que había tenido con Reyyan en la última noche, donde casi había logrado acabar con la vida de la amante de su marido con una almohada, era una gran prueba de ello. Aquello no era algo que la antigua Gönül habría hecho. Tendría que haberse arrepentido inmediatamente, pero los celos y la desesperación la cegaban.

Azize entró a la mansión con expresión seria y, sin decir una palabra, se dirigió a su habitación. Gönül, que no tenía nada que hacer aparte de sentarse en el patio a esperar a que la voz de Reyyan cesase, permaneció quieta durante algunos segundos. Luego se puso bruscamente en pie, se limpió con el dorso de las manos los restos de lágrimas que había en su rostro y se dirigió hacia el cuarto de su abuela. Tenía que decirle que ya no podía más, que era hora de elegir entre ella y Reyyan.

Al llegar a la puerta, notó unas voces desde el interior. Azize estaba hablando con Esma. Silenciosamente apoyó la oreja en la puerta y trató de escuchar lo que decía.

—No puedes estar hablando en serio —la voz de Esma temblaba por la sorpresa.

—Eso es lo que han decidido. Miran ha sobrepasado los límites y tiene que haber un castigo.

—¿Y... Vas a aceptar? Nunca pensé que la vida de Miran valiera para ti tanto como la de tus nietas.

—Lo tengo que pensar. Miran es el heredero de los Aslanbey, y su deber aún es vengarnos por todo lo que nos hicieron los Şadoğlu.

—¿Aunque lo que piden a cambio de dejarle vivir sea entregarles a una de tus ellas?

Gönül se llevó las manos a la boca al comprender lo que acababa de escuchar. Se hizo el silencio. Poco después la puerta comenzó a abrirse, pero ella estaba demasiado en shock para correr a esconderse y fingir que no estaba espiando. La mirada de asombro con la que Esma había salido de aquel cuarto aumentó al ver allí a Gönül. La joven hizo un movimiento con la cabeza para que se marchara y entró en la habitación, cerrando de un golpe la puerta tras de sí. Azize se volvió hacia ella, con una mezcla de sorpresa e ira en su cara.

—¿Cómo te atreves a...?

—¿Cómo te atreves tú a ocultarnos esto? ¿Los Şadoğlu te han pedido a una Aslanbey a cambio de perdonar a Miran?

—Los Şadoğlu jamás nos perdonarán. Y no quiero su perdón. Quiero su sufrimiento.

—Entonces, ¿qué clase de pacto es este?

—Hay decisiones que van a más allá de los Aslanbey y los Şadoğlu. Hay personas con más autoridad que nosotros. Son ellos quienes escriben las reglas.

—¿Y cuál es esta regla? ¿Una de los nuestros a cambio de una de los suyos?

Azize tardó un momento en responder, y la frialdad con la que lo hizo heló la sangre de Gönül.

—Sí.

—Te recuerdo que solo tienes una nieta libre, y sabes que ella no lo resistiría. Los Şadoğlu nunca nos perdonarán, tú misma lo has dicho. Y se desquitarían en ella por todo lo que ha hecho Miran.

Corazón en llamas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora