A los 16 años, dentro de su aún inocencia, Mob no entendía porque algunas personas dijeron -y hasta decidieron por él-, que era mejor separarse de su maestro.
Tampoco entendía por qué Reigen estuvo de acuerdo con ello, planteándoselo unos días después del cumpleaños de este; el día que lo vio por última vez.
—Kageyama, presta atención —le reprochó el rubio de su amigo, sentado a su espalda.
Se acomodó la fina chaqueta morada para que abarcara más su cuerpo, el frío se colaba aún entre las cerradas ventanas. No necesitaba prestar atención a las clases, ni a lo que el profesor dijera, se encargaría de estudiar en la tranquilidad de su casa.
Contempló a través de la ventana, por unos cortos segundos, su reflejo: confuso, extraño y sin entenderse del todo. ¿Qué era el malestar que crecía dentro de su pecho?
En la lejanía, el paisaje se coloreaba de un opaco gris. Pintando los edificios en la lejanía con una melancólica tonalidad. El joven clavó los ojos ahí, en ese inexistente punto, como si su mirada atravesara cualquier obstáculo a su alrededor.
Allí, en donde suponía debía estar la oficina de su antiguo trabajo.
—Te has vuelto más popular desde llegaste aquí —cuando las clases terminaron, Shigeo y Teruki buscaban unas últimas pertenencias.
El rubio, sin sorpresa alguna reflejada en su rostro, fue recibido por un par de cartas dentro su casillero. Mientras que, para el azabache, una sola era suficiente para sentirse con el estómago revuelto.
Ansioso. Nervioso.
Sonrió como pudo torciendo los labios, su amigo sabía leerlo, por supuesto; más también se percató de unas muchachas que los observaban a la distancia. Impacientes y emocionadas.
Shigeo no quería ser descortés.
Fingió leer la carta antes de dejarla de nuevo en el casillero y cerrarlo. Mañana la tiraría antes de clases y rechazaría a la muchacha un poco más tranquilo.
Salió de la escuela con el rubio colgando de su hombro, parloteando alegremente que ansiaba recibir chocolates de nuevo, alardeando que era lo mejor de las propuestas de sus compañeras.
Ambos detuvieron su andar al llegar a la entrada principal, donde el hermano del más pequeño y un muchacho, incluso más alegre que el rubio, estaban esperándolos con una sonrisa.
Teruki fue el primero en saludar. No era extraño ver a Shou junto al menor de los Kageyama los findes de semana, aunque esperaba verlo más llegada la noche, en la juntada predilecta que hacían todos los viernes.
—¿Qué hacen aquí?
Como si esa pregunta fuera un disparador de recuerdos para Shigeo, su cuerpo reaccionó con una ráfaga recorrerle por completo; llevándole a aquel día...
—Maestro, ¿por qué dice eso?
Las manos le temblaban, los objetos en su entorno temblaban como si un terremoto estuviera azotando la zona. El mayor buscaba las palabras dentro de su cabeza para intentar tranquilizar al joven, siendo imposible concentrarse con tantas cosas que lo opacaban en esos momentos.
—Es lo mejor, debes seguir el consejo de tus amigos, Mob —consolidó una fuerte palpada sobre el hombro ajeno. Gesto que lo ayudó a calmarlo en más de una oportunidad.
El desolado rostro del menor solo reflejaba que, por primera vez, no lo había logrado.
Las luces parpadearon antes de apagarse por completo, en un fuerte estruendo que hizo que el mayor se aferraba más a la prenda entre sus dedos.
Ninguno hablaba. Sus pensamientos y miradas reflejaban dos ideas distintas, deseos ocultos por parte de uno que no podían ser expresados en un momento así. La puerta de la oficina fue abierta segundos, minutos, no sabían con certeza desde cuando estaban así, después.
Serizawa entró escandalizado. Sorprendido por la escena de ambos en la oscuridad del lugar.
—¿Qué hacen aquí? —el alto llegó al lado de Kageyama, apartándolo de su maestro al instante.
Shigeo percibió enojo en su mirada, ¿o era asco? No la comprendía en ese momento.
—Tranquilízate, Serizawa. No es lo que piensas —el falso psíquico masajeó su sien con los ojos cerrados. Si las cosas no se calmaban en ese instante, era él quien iba a explotar—. Mob, será mejor que te vayas.
Kageyama contuvo el aliento. Los objetos dejaron de flotar en el aire y de sacudirse, como si el tiempo estuviera paralizado en un oscuro torbellino.
Si tan solo hubiese sabido que sería la última vez que vería a su maestro, de seguro habría cerrado la puerta con más tranquilidad, no con un potente golpe.
Al menos, se hubiese despedido...
—Hermano —llamó Ritsu por cuarta vez, ya preocupado de que el mayor no saliera de su trance.
—Ritsu —respondió regresando a la realidad, atento a los tres pares de ojos que lo observaban con firmeza.
—¿Estás bien, Kageyama? —su rubio amigo palmó su espalda y una efímera punzada se clavó en su pecho.
Parecía que hoy los pensamientos no lo dejarían tranquilo.
—¿Estás de acuerdo en que nos juntamos en casa de Hanazawa? —habló Shou, abrazado al hermano menor. Algunas gotas comenzaron a caer. Los cursos superiores que salían de la escuela corrieron en busca de algún refugio para resguardarse.
A los espers parecía no importarles unas cuantas gotas.
—Claro —el cine podía sustituirse por una televisión. Los aperitivos son más baratos en tiendas que en el mismo cine, así que ahorrarían dinero. Además, el espacio del sofá era más cómodo que esas angostas sillas.
Mob sonrió, tranquilizando de esa forma a su hermano y amigos. Los cuatro emprendieron camino al departamento del rubio.
¿Podría también reemplazar a su maestro? La duda carcomía al pensarlo como algo trivial, un mero objeto.
No, no lo era.
A la corta edad de dieciséis años existían cosas que no comprendía, pero que el resto sí. Miradas que no comprendía y decisiones que no seguían el rumbo que él quería.
50% antes de que Mob estalle.
Solo le hubiera gustado entender que fue lo que sucedió ese día.
¿Qué hizo mal? No lo sabía.
Sólo que su maestro ya no estaba a su lado.
80%.
Era un simple desconocido, hasta para él mismo.
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Tú recuerdo y melancolía.
FanfictionLos años continuaban pasando sin respuesta alguna para Shigeo, sólo añorando la presencia de la persona que lo dejó ir. 【ReiMob | Capítulos cortos.】 ➝Créditos a la imagen de portada: @89autumn9 en Twitter. https://twitter.com/89autumn9 ¡Apoyar al...