Capítulo Único: Misión Inesperada

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Los cuervos estaban tranquilamente posados en una rama hasta que la voz del pilar de la flama resonó en el lugar, haciendo que sus plumas se erizaran y sus cabezas se apresuraran a dirigir su atención hacia los pilares bajo ellos.

- ¿¡QUE TOMIOKA ESTÁ DÓNDE!?

- ¡Tranquilo Rengoku, ya te dije que está en la casa Nakamura!

- ¿Y por qué demonios está ahí? – reclamó el pilar de la flama enfadado con su mejor amigo.

No le hacía nada de gracia haber llegado a su casa después de una misión y que su hermanito Senjuro le hubiera entregado algo preocupado una nota de Giyuu, en la cual le daba como única pista que le preguntara a Uzui por su paradero si quería buscarla para algo. Cual fuera el chiste le resultó todavía menos divertido cuando se enteró que la joven estaba en aquel momento en el distrito rojo infiltrada en un sitio que sólo le servía de anfitrión a los hombres lujuriosos y con ganas de hacer cosas mucho más allá de conversar y tomar una copa de sake.

Tengen sabía que al rubio no le iba a agradar aquello pero realmente no había tenido alternativa.

- Sabes cómo es Shinobu me dijo claramente que no podía ayudar porque la necesitaban en la finca mariposa, y en cuanto me acerqué a Kanroji, Obanai me dijo que sabía de que trataba mi misión y me mataría si le proponía a Kanroji ir al distrito rojo.

- ¿Y te pareció buena idea permitir que mi novia fuera sola? - cuestionó el rubio cruzando los brazos con molestia.

Admitía que le daba risa ver aquella expresión enfadada en Rengoku, no era usual y le daban ganas de molestarlo respecto a su relación con la fría chica pilar, pero lo conocía y sabía que realmente estaba preocupado por lo que no lo haría en aquel momento, aunque con ese par siempre había oportunidades a plena vista.

- ¡Oh vamos, Rengoku! Tomioka es muy fuerte, no es una damisela en peligro. Además no está sola, mis esposas están con ella.

- En casas diferentes...

- Pues si tanto te preocupa deberías ir con ella, Hinatsuru me dijo que les falta poco para ubicar a todos los demonios. Incluso podrías... ya sabes, solicitar los servicios de una hermosa oiran que se ha hecho extremadamente popular en la ciudad.

Su rostro dejó ver una expresión pícara cuando vio a su amigo alzar su ceja todavía molesto pero con un evidente sonrojo al captar la indirecta.

- Es el distrito rojo, hay varias mujeres sumamente bellas.

- Oh, pero los rumores sobre ella son demasiados – el hombre alzó su vista al cielo mientras enumeraba lo que se decía sobre aquella mujer – Se volvió una joven distinguida y solicitada casi de inmediato, su elegancia es natural, cualquier prenda que utiliza no hace más que resaltar su cuerpo al andar, los jóvenes caen rendidos ante su belleza como moscas con la miel, es el orgullo de la casa Nakamura y la envidia de las demás, se rumorea que basta con verla a los ojos para enamorarse inmediatamente de ella y que sólo unos cuantos han tenido la fortuna de pasar la noche con ella, pero que lo único que recuerdan es el atuendo a mitad de sus hombros delicados y una mirada seductora que les deja escalofríos por todo el cuerpo.

El pilar de la flama sabía de quién estaba hablando, y que aquella mención de "lo único que recuerdan" hacía evidente el hecho de que estaban siendo drogados, pero se tuvo que morder el labio inferior para no caer en la trampa de Tengen mientras sentía su rostro arder por la descripción.

- Ya veo... que interesante.

- Indudablemente, es una chica extravagantemente hermosa.

- No lo dudo, pero si me disculpas debo ir por Giyuu.

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