El corazón se me arruga cada vez más, las lágrimas siguen brotando por mis mejillas y una vez más me pregunto ¿por que?
Las palabras se me van, el aire me falta y lo único que sigue en pie es mi voz, temblorosa y entrecortada pero con la fuerza necesaria para gritar desde el alma.
Y me quiebro... una y otra vez, dejando que la melancolía corra por mis venas, dejando que esa ilusión de cuando solo sonreía se quede en mi mente, para luego verme ahora y no encontrarme en ningún lado.

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