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Un sol radiante iluminaba con descaro el hermoso jardín real, y a un joven, con cabellos azabaches, puntiagudos, que camina con rapidez, sobre el pedregullo del estrecho y delicado sendero. Con los ojos buscándolo, los oídos escuchándo cada sonido fuera de lugar y sus dedos acariciando las ramas cargadas de verdes y diminutas hojitas, formando un hermoso arbusto, que era, básicamente, de su altura.
No sabe por qué pero lo busca como cada mañana.
Camina inquieto, nervioso, cada vez más rápido, y realmente molesto por no poder encontrar a esa persona. Se siente inútil, en serio no entiende dónde mierda, un simple jardinero, se puede meter.
Y tampoco entiende por qué lo busca como un perrito tras su querido amo. No entiende que maldito hechizo le haya echado, pero su corazón late sin vergüenza, su mirada se pierde en esos ojitos brillantes y tan celestes, el mundo desaparece, se le olvida todo, se vuelve un idiota con un simple cruce de miraditas.
Y se siente pésimo, diferente al resto, porque no es una ella la que atrapó su corazón con nada más que su sonrisa, es un él. Un desgraciado y ruin...
— ¿Jóven Raúl?.
Y vuelve a repetirse lo que tanto ha despreciado; la dulce voz del hombre retumba en sus oídos, y como todo un chico curioso, se voltea a admirar la preciosa sonrisa encantadora de Borja.
— Jóven Raúl. — La reverencia no se le escapa, al fin y al cabo estaba hablando con el príncipe, no era un simple cliente.
— Ahorrese su generosidad conmigo, ya se lo he advertido.
— Por favor, es lo mínimo que puedo hacer por usted.
— Señor Borja. — Se carcajea. — Está hablando con un jóven de dieciocho años, no soy un viejo como para que me trate con "usted".
Sarcástico y tan bonito, como siempre, Raúl sonríe y Borja se acerca lentamente. Tiene que alzar la cabeza para mirarlo a los ojos, evadiendo totalmente el sonar ruidoso de su corazón acelerado.
— Se llama veneración hacia mi superior.
Sus mejillas arden y sus ojos se abren con sorpresa, acto que no pasa desapercibido para el hombre con un delantal verde y las prendas todas sucias.
— Los tulipanes han florecido, jóven Raúl.
Susurra ronco contra el oído del chico, que se derrite sin notarlo. Bate rápidamente sus pestañas alejándose lentamente del calor abrazador de ese señor con el rostro manchado de tierra y sus manos detrás de su espalda.
Carraspea aclarando su garganta, girandose hacia el lado contrario de dónde estaba Borja, dándole la espalda. — Me alegra mucho oír eso. Significa que ha hecho bien su trabajo.
Nervioso, y aún con calor en el rostro, esconde sus manos dentras de su espalda.
Borja sonríe, desde que descubrió que molestar al jóven príncipe era tan divertido, lo hacía a menudo, por no decir siempre.
— ¿Dónde están?.
— ¿Los tulipanes?.
— Si. Para apreciarlos como es debido, tengo que poder saber dónde se encuentran. A no ser que me esté engañando.
Los pasos de Borja se hacen presentes, camina por sobre las piedrillas, pasando por un lado del jóven Raúl, causando que su vista depare en el andar melódico del hombre mayor.
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𝗘ʟ Jᴀʀᴅɪɴᴇʀ𝗼 || Luzuplay [Terminada]
RomanceBorja es un jardinero que ha logrado plantar una pequeña semilla en el corazón de Raúl, haciendo florecer los sentimientos del principe hacia él. ✨Lᴜᴢᴜᴘʟᴀʏ. Kᴀʀᴍᴀʟᴀɴᴅ: ғɪɴᴇs ᴅᴇʟ sɪɢʟᴏ ᴅɪᴇᴄɪɴᴜᴇᴠᴇ. Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏs: 𝘀𝗼𝗳𝘁 ʏ (relativamente) 𝖼𝗈𝗋𝗍𝗈𝗌. ...