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— ¿Qué es lo que ronda en tu mente tan temprano por la mañana?.
Guía su vista del té, al rostro curioso y algo sospechoso de Manuel, que le mira al otro lado de la mesa.
Haciendo una mueca de confusión para luego recordar la pregunta de su hermano mayor, termina de revolver el líquido dentro de su taza.
— ¿Mh?. No, no es nada.
— No me mientas. — Se levanta con delicadeza de la mesa larga, caminado hasta posicionarse a un lado del chico de mirada confundida. — Crecimos juntos, sé cuando algo te atormenta.
Golpea, con el dedo índice, la frente de Raúl, sentándose a su lado.
Bajo la mirada protectora de todos los empleados del palacio, rueda los ojos dispuesto a no contestar, volviendo su vista al té, hoy no quería pensar demasiado. Pero conoce a su hermano, es muy terco y siempre consigue lo que quiere.
— ¿En serio te negaras a aceptar que tienes una admiradora secreta?.
Manuel roba, con descaro, una de sus galletas de chocolate, con forma de corazón, masticandola en su cara.
— No es-...
— ¡Es sumar dos más dos, tío!.
Una amapola junto a un texto muy mal escrito, habían llegado ese día para ser entregado al príncipe Raúl Álvarez.
Había sido depositada dentro del buzón, el mayordomo de Raúl, Adam, la había encontrado entre otras cartas más importantes. Pero, de todas formas, antes de que el rey se enterase, Raúl logró arrebatarsela de las manos a Adam.
Claramente tenía a alguien en mente, el señor Borja Luzuriaga, el jardinero.
Aunque la nota no decía mucho, se notaba que esa persona no era muy buena en su escritura, así que una princesa, o, inclusive, una reina, nunca escribiría así de mal.
— Ni siquiera me diste la oportunidad de leerla. A penas te la entregaron, saliste huyendo, encerrándote en tus aposentos.
Pero, para un joven con inseguridades hasta las nubes, simplemente se negó a aceptar que esa flor, ahora descansando dentro de un cajón, en su alcoba, y ese pedazo de papel, que guarda acompañado de sus esperanzas y su gratitud, hayan sido un regalo de Borja.
Porque, por más que su corazón se lo hiciera entender de manera muy fácil, su mente le repetía el suceso que había pasado días atrás. Ese que aún recuerda tan vivamente; cómo su corazón se aceleraba, sus manos acariciaban toda la anatomía del hombre, el calor corporal entrelazandose con el frío del atardecer. Sus labios húmedos, siendo atacados por un brujo indecente. Las cosquillas intensificandose, su cuerpo caliente, hirviendo, pidiendo en movimientos morbosos, palabras mudas, y jadeos repentinos, más, mucho más.
El sentimiento de estar flotando, siendo sostenido nada más que por las manos fuertes de Borja en su cuello.
Esa prisión, ese beso corto, pero muy hermoso, había logrado revolucionar todo su mundo, la cabeza le dolía cada vez que pensaba en eso. Su mente divagaba en el; "¿Que hubiera pasado luego?". Y está tan jodido por los pensamientos que le consumen, que no ha podido dormir por cuatro días, tampoco hablar con ese hombre que le roba suspiros y, al parecer, también besos.
— ¿Ves?. Otra vez por las nubes.
— ¿Cómo?.
Manuel hace una mueca de molestia cruzándose de brazos, mirando de arriba a bajo al chico con las mejillas rojas.
— ¿Quién es ella?.
Desvía su mirada de los ojos penetrante, verdes como las esmeraldas, que inconscientemente buscan la mirada del menor.
— Me tengo que ir.
— ¿Qué?.
Raúl se levanta lentamente caminando sin mirar atrás, siendo seguido por su empleado personal y la molesta mirada de Manuel, con el rabo entre las patas, porque ha sido descubierto.
— ¡Esto no quedará así, hermanito!.
¿Por qué tenía que ser tan jodidamente transparente?.
El solo hecho de pensar en Borja todo desaparecía, esa sonrisa alteraba a su corazón, las pésimas bromas le llegaba a sacar carcajadas ruidosas, y como cuidaba las plantas, como respetaba su aroma, a veces lograba en Raúl un sentimiento ridículo de envidia hacia esas flores tan bonitas.
Y le hace ruido, le molesta tanto que ese maldito le haya echado un hechizo. Porque, si, ya no tenía dudas de que todo esto era parte de un plan, una broma de mal gusto por parte de Borja.
Relee, cómo cada minuto su preciado secreto, que ha logrado esconder con facilidad, luego de decir que lo ha tirado a la basura.
Está tan mal trazada que le cuesta pensar que el hombre delicado y protector que es Borja, le haya escrito esa nota.
Pero claro, eso es solo una ilusión. Realmente Borja nunca le escribiría algo así, lo que pasó en el granero solo fué una mezcla de sentimientos, pensamientos y estupideces.
Solo fué un torpe beso.
Pero logra en Raúl un sentimiento totalmente contrario, por alguna extraña razón no puede olvidarlo, ni a él, ni a su rostro, ni a sus labios.
Esos cuatro días han sido una tortura para él, y sin saberlo, también para Borja.
« Guárdala con cariño, y cada vez que la acaricies, cada vez que la mires, recordarás lo que hicimos. »
¿Y cómo explicarle a un trozo de papel que no ha podido olvidarse de ese momento?.
Que cada vez que lo intenta, el aire le falta, el corazón se le acelera, y tiene tantas ganas de salir corriendo a buscarlo, besarlo con intensidad para revivir ese momento.
Ese pequeño momento, dónde todo desaparece, excepto su amor y cariño.
Un suspiro fuerte y melancólico escapa con tristeza de sus labios.
Acostado sobre la cama solo acomoda el trozo de papel en su pecho, y guía su vista al techo.
Pronto tendría clases de piano, pero sus fuerzas no alcanzaban para moverse. Se sentía una basura por ser él el que diera el primer paso, y por ser él el que cambió todo para mal.
Sentía terror a perderlo, molestia por pensar tanto en algo que debería serle totalmente irrelevante. Y mucha angustia con solo recordar que no podría volver a mirar los brillantes diamantes del hombre mayor.
Vuelve a llevar su vista a la nota, acercándola a su nariz. Cierra los ojos para volver a pensar en él, y se envuelve en el aroma dulce del papel, cargado de amor. Se siente tan bien, un enamorado enloquecido con la fragancia fuerte a flores, que se incrementa con solo recordar el tono de su voz.
— Te extraño.
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Ouuu
Mi niño Está enamorado :cc.
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𝗘ʟ Jᴀʀᴅɪɴᴇʀ𝗼 || Luzuplay [Terminada]
RomansaBorja es un jardinero que ha logrado plantar una pequeña semilla en el corazón de Raúl, haciendo florecer los sentimientos del principe hacia él. ✨Lᴜᴢᴜᴘʟᴀʏ. Kᴀʀᴍᴀʟᴀɴᴅ: ғɪɴᴇs ᴅᴇʟ sɪɢʟᴏ ᴅɪᴇᴄɪɴᴜᴇᴠᴇ. Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏs: 𝘀𝗼𝗳𝘁 ʏ (relativamente) 𝖼𝗈𝗋𝗍𝗈𝗌. ...