Ese primer día, donde tú mirada y la mía se encontraron por primera vez, sentí una emoción inexplicable pero agradable, fue tan fascinante verte por primera vez.
Y fue aún más fascinante escuchar tu dulce voz por primera vez, tan melódica, me encanto sin previó aviso o alguna advertencia de todo lo que sentiría solo por conocer a un ser tan angelical y hermoso.