Corazonadas Cantables

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Alegrías no animadas de ayer, hoy y siempre, presentan:

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Alegrías no animadas de ayer, hoy y siempre, presentan:

Corazonadas Cantables.

La pata del gato Mango se mueve temblorosa mientras él duerme, qué estará soñando Mangoberto, seguro se le metió una caja de arena gigante en los sueños, en su salvajismo; ya que a él le gusta chapotear tanto después de usarla, una del tamaño de una habitación debe ser el paraíso.


Tengo una corazonada, pum pum, pum pum, vaya día para sentirlo. Mira cuántos cuchillos, pin uno, pin dos, pin tres, cuchillito cochinito. Lavar los platos es taaaan relajante, el agua me acaricia bastante, fría, severamente, ya me dolieron los nudillos, qué bien, qué bien, ¡qué duelan más las manitos!


Cuántos minutos han pasado, que no se me pierda la conversación con el corderito, el huronsito, el perrito adorable. A ver, b - i - t - e, sacar esta contraseña de contraseñascortas.com es lo mejor que me pudo pasar. Pum pum, pum pum, corazonada, cuánta ansiedad desbloquear el celular. Un mensaje, el cordero, que hoy nos vemos, 3 p.m. Perfecto, tengo que ir galante, elegante, una cita así merece ser impecable, premeditada, ¿qué tipo de flores le gustarán? Las rosas son un clásico que me encanta, le voy a llevar unas rojas, le dejaré las espinas y se las voy a clavar en la cara, absoluta e incorregiblemente romántico, como siempre.


Estoy entre el rojo y el negro, rojo con rojo muy sangre, negro con rosas rojas cliché efectivo, infalible, imborrable, definitivamente el negro. Zapatos negros, jean negro, mi buso negro cuello tortuga me identifica, claramente. Tortuga sabia, lenta, caparazón acorazado. Agregaré la chaqueta azul a este atuendo, lástima el mal recuerdo, regalada por Luciana, la alejada, la que no se pasa desde hace meses por mi casa. Curioso que nadie haya vuelto por aquí, ¿es por qué dejé de servir muchos mojitos? Solo venían a revolcarse en mi comida y mi alcohol, seguramente. Salud Mango, salud Mango mi gato.


Hoy le diré al cordero que busco a alguien para siempre, que sus fotos digitales me mueven las furias, los nervios, que es estupendamente valioso el sentimiento que me producen, que sus ojos son tan grandes que siento que me van a comer, que en lugar de ella ser caperucita, es el lobo y está a punto de atacarme, morderme, arrastrarme y decirme que sus ojos son para comerme mejor, para arrancarme la garganta mejor, para exprimirme la cuenca de los míos con los dedos mejor. Cumplido insuperable para nuestro primer encuentro. Corazonada de nuevo,

ya no siento ni el latido de tanta emoción.


¿Estaré listo? Uno, dos, tres, vamos a ver, 1, 2, 3... Gracias a la vida que no soy vampiro ro ro ro, sería tropical, cantaría Cherry Cola y esta herencia de plata no me dejaría reflejar este rostro pálido, ojeroso, poderoso. Cantaría encantado mi corazonada agitada. Ya me imagino citando como todo un aristócrata inmortal la traducción de la canción al español, cual poema moderno:


  "Bebo el licor, pero es demasiado fuerte. Persígueme, persígueme, haz una parada. Sé que ella dijo que se divierte con su propia alma, pero desafortunadamente es por la primera pequeña broma del diablo. Ella está tan fría, pero hizo que mi cerebro se detuviera, ahora es una pecadora. He estado buscando algo dulce". 


Mi parte favorita es "he estado buscando algo dulce", quiero gritarlo, aullarlo, He estado buscando algo duulce, dulceee, algo dulceee. En serio, he estado buscando algo dulce.


Estos ojos azules grisáceos llamados tanto preciosos, me hacen pensar en un lago, una laguna, un río. A veces me gustaría tomar a alguien --no sé si al cordero-- y amarrarlo boca arriba, adherirle piedras al cuerpo de alguna forma, encima, tirarlo en estos ojos, ver cómo se hunde angustiado, angustiade por aquello de la inclusión y ver cómo se ahoga, con la expresión de un auxilio no pronunciado. Magnífico, fabuloso, maravilloso, imaginario.


Espero que el cordero no espere un perfume, me esmeré con el jabón, con el champú, me gusta el olor franco, el de la esencia, el inconfundible olor del animal silvestre, del instinto natural. Ojalá ella tampoco lleve perfume, pero si lleva, la atiborro de mi olor con abrazos, hasta que del suyo no quede rastro. Estoy extasiado, excitado, babeando un poco exagerado, salivando demasiado, estoy en mi salsa por dios, extendiendo los brazos sentado en este sofá viendo hacia arriba, viviendo la sensación extrema desde mi sala. Mejor me limpio los labios con un pañuelo. Húmedo.


Que nada me falte, mis llaves, mis guantes, mi cuarzo verde para la armonía, para la renovación de hoy, para el equilibrio entre la mente y el cuerpo, para la calma emocional. Por supuesto, como buen millenial que se quede todo menos el celular. Pum pum, pum pum, ahí estás corazonada latente, más latente, más. Un suspiro, una exhalación y ya, calmado, con compostura chico hedonista,

tienes una cita a la que llegar. 





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