Desde que nacemos tenemos un miedo natural a que se rompan las cosas.
Primeramente, tememos a la rotura de objetos cotidianos como copas, frascos, y cualquier objeto frágil.
Con el tiempo tomamos consciencia de que hay más cosas que se pueden romper, como asuntos, momentos y hasta personas.
Solemos experimentar rupturas en el ámbito social; amistades que creíamos eternas terminan repentinamente.
Fue todo un malentendido, yo se que sí.
Debo encontrar pegamento, rápido, pero no sé donde está.
En nuestra familia también hay muchas roturas, como un jean apolillado. Partidas inesperadas, de esas de las que no se puede volver. Largos paseos que duran añares. Muchas, muchas roturas.
A veces, aunque tengamos pegamento, los fragmentos restantes de lo que algún día fue no se adhieren de ninguna forma.
A veces, el pegamento se seca y cae, lo que algún día se sostuvo a pesar de todo vuelve a romperse.
Una de las rupturas más chocantes y dolorosas son las que dan fin a las relaciones románticas, especialmente, si es nuestra experiencia primeriza a ese tipo de amor tan distinto. Simplemente se rompen, así como así.
También se rompen cosas que nunca llegaron a concretarse, nunca llegaron a formarse como tal y aún así desaparecen por completo.
Duele. Duele nunca poder haberlo experimentado, el anhelo de lo que nunca fue. Y no podemos ni intentar pegarlo, no hay piezas.
Sin embargo, la peor ruptura que uno puede experimentar es la propia, porque aunque busquemos refugio en otro nunca vas a poder escapar ni encontrar la solución. La solución a romperse, es arreglarse, y lo único que podemos arreglar es lo más difícil. Las situaciones que competen a terceros son imposibles de arreglar solo, nunca podremos cambiar a otros. Pero, uno siempre encontrará todas y cada una de las piezas que son solamente de uno desparramadas en lugarcitos de la pieza, el pegamento ya lo tenemos. Pero no, uno siempre se cierra y oculta las piezas rotas bajo la alfombra, porque es más fácil que intentar adherirlas entre sí.
Nos rompemos, nunca nos arreglamos, siempre nos rompemos un poco más.
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Romperse.
PoesíaA menudo acontecen situaciones que sobrepasan y desafían nuestra integridad, y nosotros, simplemente nos rompemos.