Deku estaba feliz de empezar una nueva vida en otra ciudad, con ayuda de su mamá rentó un pequeño pero bonito departamento para él y su gato.
Pensó que el único problema que tendría sería encontrar trabajo, sin embargo no contó con que el gato del...
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Sero se mantuvo en silencio observando la rara situación en la que se encontraba.
Él había venido de vacaciones a visitar a su amigo, no ha ver como su pareja correteaba a ese pequeño arbusto verde por todo el departamento.
Aunque Kirishima parecía divertirse bastante, ya que se encontraba en el sillón desparramado, solamente observando. Sin intención de interferir.
— ¡Corre, Midoriya, corre!
Deku le dio vuelta al comedor, dejando a la pelirosa del otro lado.
— ¡Eso no me ayuda, Kirishima-Kun!
En contexto, la pelirosa había decidido ser la protectora de la pareja de gatos y cuando Midoriya se había negado rotundamente, se abalanzó contra el persiguiéndolo por toda la casa, tratando de convencerlo pero el peliverde no daba su brazo a torcer.
— ¡Tienes que entender, arbusto! ¡Es lo mejor para todos!
— ¡Kacchan es muy joven para una relación!
A todo esto la pequeña pareja se encontraba acurrucada en la cama del bicolor, sin importarles el alboroto.
Todoroki daba pequeñas lamidas en el pelaje esponjado del contrario, siendo cariñoso. Mientras que Katsuki solo mantenía enrollada su cola con la contraria, pero ronroneando de vez en cuando disfrutando las caricias.
— Le llamaré a Kaminari para ver cuando toma su vuelo -Sero trató de cambiar de tema, pero al parecer nadie lo escuchó.
Soltando un suspiro de resignación, sacó su teléfono del bolsillo. Y se alejó del alboroto esperando que el contrario conteste.
— ¡SERO! ¡ME ESTOY MURIENDO! ¡AYUDA!
— ¡¿Qué pasó?! -preguntó alterado.
— Se me ha entumido el trasero. En serio viejo, estos sillones no son cómodos.
—...
— Aunque la comida es muy buena, eso si no te lo voy a negar.
Antes de que el pelinegro pudiera reprochar, unos gritos lo enterrumpieron.
— ¡No interrumpas!
— ¡Pero está atacando a Kacchan!
— ¡Lo está abrazando! ¡¿Es qué no lo ves?!
Sero se alejó un poco más, pero era imposible que el rubio al teléfono no haya escuchado eso.
