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───────────────────────────── La universidad era realmente estresante. Jude había sido avisada de ello años antes de comenzar a estudiar en ella, pero aún así, a veces se seguía sorprendiendo por la cantidad de trabajo que tenía que realizar.
Aunque, a decir verdad, Jude tampoco había optado por el camino fácil. Se había pasado el curso entero intentando sacar la mejor nota posible. Ahora, se encontraba volviendo a casa desde la universidad. Había sido su último día y le habían entregado las notas. Su esfuerzo había dado sus frutos: tenía las mejores notas de todo su curso. Estaba muy contenta, aunque también sabía que debería empezar a buscar un trabajo de verano. Durante el curso, daba clases particulares a niños pequeños, pero, ahora, con la llegada de las vacaciones, se veía obligada a buscar una alternativa. Al llegar al rellano de su bloque de pisos, iba tan absorta en sus pensamientos que chocó accidentalmente con un hombre alto y musculoso.
—Ten más cuidado, niña—. Dijo el hombre, mirándola con las cejas encaradas. —Sí, perdón—. Le contestó Jude, apenas mirándole. Era increíble la forma en la que ese hombre imponía—. Aunque la culpa no es solo mía...—. Añadió, aunque esto último fue más bien un susurro. —¿Qué has dicho?—. Preguntó el hombre, acercándose levemente a Jude. —Nada—. Respondió ella. Tragó saliva, le miro directamente a los ojos durante un instante y le dio una sonrisa falsa, para después dirigirse a los escalones y empezar a subirlos con prisa, dejando al hombre plantado en el rellano, mirando hacia las escaleras por las que ella acababa de desaparecer, con las cejas aún encaradas y una leve mueca de confusión.
Jude abrió la puerta de su apartamento rápidamente y la cerró con la misma velocidad. Fue a cambiarse de ropa y se tumbó en su sofá. ¿Quién era ese hombre? Que ella pudiese recordar, no le había visto nunca antes por el edifico, y aquel era un hombre fácil de recordar. Tenía el pelo negro y los ojos verdes, era muy alto, Jude a duras penas le llegaba por el hombro, y por lo que su camiseta pegada de manga corta había dejado ver, estaba muy tonificado. Jude no quiso darle más vueltas y pensó que probablemente sería el novio de alguna de sus vecinas de arriba. Cerró los ojos y dirigió sus pensamientos a otra parte, aunque poco después, se vio pensando de nuevo en aquel hombre. Y es que, Jude no estaba segura de qué, pero ese hombre tenía algo, un aura casi magnética, que le estaba haciendo no poder apartar sus pensamientos de él.
