Revoloteos.

Hoy que tú no estás

Treinta y un días en los que sigo sin asimilar tu partida.
Treinta y un días en los que sigo procesando tu ausencia.
Treinta y un días tratando de convencerme de que solo te fuiste de viaje.
Treinta y un días en que los que veo a mamá llorando aunque tan solo sea medio día.
Treinta y un días en que a mitad de la noche escucho a mamá sollozar viendo tu fotografía.
Treinta y un días en los que me siento en la entrada del jardín, esperando a que en algún momento pases silbando, trayendo un poco de helado para mí.
Treinta y un días en los que al pasar por la cocina espero verte de espaldas, a ti observando tus aves como siempre lo hacías.
Treinta y un días en los que al echarme en tu cama inconscientemente estoy atenta al sonido de tu auto y del portón anunciando tu llegada.
Treinta y un días en el que en las mañanas  espero el sonido de tu mano golpeando mi puerta para ya despertar.
Treinta y un días tratando de comprender de que jamás te volveré a ver.
Treinta y un días queriendo  que esto sea solo un mal sueño que estoy teniendo mientras estoy acostada en el auto en plena carretera contigo de viaje.
Treinta y un  días en los que se repite en mi mente los sucesos de esa noche.
Treinta y un días en el que le sigo buscando finales  alternativos a esa noche
¿que habría pasado sí de verdad esa noche solo hubieras llegado y  descansado? ¿Tal vez hoy estuvieras feliz?
¿Tal vez hoy estuvieras con nosotros aquí?
Treinta y un días en que por última vez llegaste a casa con el buen humor de casi siempre, cansado como lo estabas normalmente.
Treinta y un días en que por última vez del desastre de mis hermanos te escuché quejarte.
Treinta y un días en que por última vez te vi emocionado por tus preyectos comenzar, muy feliz por uno de tus sueños al fin cumplir.
Treinta y un días en que por última vez hablaste de mi futuro, de lo que sería de mí al graduarme.
¿Qué estudiará Belencita?
Te asustaba mucho la idea de que estuviera creciendo, verdad?
A mí también me asusta, aunque nunca me hayas escuchado decirlo.
A mí también me haces mucha falta, aunque nunca pensé así decirlo.