uno

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Se encontraban cansados, hambrientos y sus cuerpos no podían dar más, ya no. Pasaban de las 2:00 a.m, justamente hace dos horas atrás pudieron comunicarse con el equipo  de rescate, el cual dijo que a las 5:00 a.m. estaría en el centro de la ciudad. Era una idea completamente estúpida y arriesgada, tener que cruzar la mitad de Seúl para llegar a ese sitio, cuando esos malditos monstruos vienen y salen de cualquier parte de una manera sorprendente, ¿No pudieron elegir otro punto de reunión? Pero a estas alturas, y en su situación, no tenían mucha opción.

Jungkook aún puede recordar las últimas palabras que le dijo a la madre de Jimin cuando le dio la autorización de llevarse a su hijo de viaje, al cual ambos estuvieron insistiendo por mucho tiempo; es su mejor amigo y tenía que hacer lo posible por cumplir ese sueño que ambos compartían, pero Jimin es menor y a su madre eso le asustaba demasiado.

''No dejaré que nada le pase, no se preocupe, esta en muy buenas manos.''

Esas fueron las últimas palabras con las que se despidió de esa amable señora. Que estúpido fue.

—ChimChim, no te quedes atrás, tenemos que continuar, estamos a pocas horas del reencuentro que nos llevará a casa —dijo Jungkook mientras volteaba a ver al más pequeño repetidas veces, ya que quería asegurarse de que ninguna de esas cosas poco humanas se le acercara—. Sé que estas cansado, pero tenemos que continuar.

Volviendo a referirse al chico, cargando aquella Falcon fs que pudo robarle a un policía cuando todo aquel mal se desató.

El rubiecito estaba cansado, pero no a tal grado de lo asustado que estaba, jamás imaginó que algo así pudiera pasarle a la humanidad, eso sólo sucedía en las historias que leía junto a su mejor amigo, pero ahora, todo había tomado un rumbo diferente.

No le quitaba la vista a Jungkook, él siempre fue el más fuerte, siempre lo defendía y enseñaba a defenderse, aunque nunca pudo hacerlo. Y ahora con un montón de muertos que caminaban a su alrededor, se sentía aún más débil y frágil, incluso en ocasiones pensaba que estaba siendo una carga para el mayor, porque mientras él lo protegía, buscaba alimento y se enfrentaba a esas cosas horribles, él no podía usar un arma sin temblar del miedo.

Salió de sus pensamientos al escuchar los llamados del más alto.

—E-Eh si, ya voy —apresuró su paso, corriendo un poco hasta llegar a su altura y posicionarse a su lado. Tomó con fuerza la mochila que llevaba en los hombros, le hacía verse aún más pequeño por el tamaño— ¿De verdad crees que ellos puedan ayudarnos a volver a casa? ¿Y si mandaron a mamá a otro sitio?—no pudo evitar alarmarse ante la idea, no sabía si volvería a ver su madre, volver a abrazarla y comer de los pastelitos que tanto le gustaban y lo hacían aún más caprichoso. Y en cuanto pensó en eso, su estómago se quejó, no había comido nada más que una barra, que encontró en la última tienda en donde entraron.

Los pasos de Jungkook seguían firmes en todo momento, el negar su cansancio no sería de ayuda en esos momentos, lo que menos quería era darle inseguridad a Jimin.

—Deja de pensar eso, vamos a estar bien, saldremos de esta. —Los minutos no parecían pasar, o al menos eso parecía, cada cinco minutos el de cabello negro observaba su reloj de bolsillo. Las calles parecían que murmuraban—. Tenemos que buscar algo de comer, llevamos varias horas sin hacerlo. —Volteo ver al más bajo que parecía no apresurarse. Le cogió de la muñeca para aumentar la velocidad de su paso. Encontremos una tienda y veremos sí dejaron algo que nos sea útil. 

Fueron lo más cuidadoso que pudieron a pesar de tener algo con que protegerse. En unas cuantas calles que avanzaron un establecimiento estaba a su alcance; entraron por la parte trasera, siendo primero el mayor con el arma al frente, quien lo diría; noche tras noche de vídeo juegos violentos estaban siendo de utilidad en ese instante. No había alguna señal de que estuvieran acompañados o cualquier cosa extraña. 

bittersweet ִֶָ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora