Capitulo 1

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Aixa

Mi vida era demasiado tediosa, tenía 16 años y no había vivido ni la mitad de las cosas que viven las niñas de mi edad.
Mi circulo amistoso era demasiado pequeño; lo conformaban tessa y aidan, los únicos que están desde que mi vida se volvió miserable.
Conozco a Tessa desde los 11, no tenemos muchos intereses en común, ella es la típica chica que solo se interesa en fiestas y chicos; yo también lo hacía, pero prefería pasar mi tiempo recorriendo librerías de la ciudad o casa de vinilos musicales.

No era por quejarme de las situaciones cotidianas, pero vivía con el amargado de mi padre, que ha decirles la verdad; el era amargado por la muerte de mi madre.
No era un mal tipo, Ted se esforzaba por mi, para que no me falte nada. Pero a veces lo material no era necesario, soy una niña que necesita el apoyo de su padre, el cual es adicto al póker.

Mientras revolvía mi cereal repasaba los hechos sucedidos en mis vacaciones, las cuales ya habían acabado.
No hice nada más que recorrer las librerías y cafeterías de mahome bay, ubicada en nueva escocia, allí vivía mi abuela materna y era mi pueblo natal; a pesar de ser tan pintoresco lo odiaba.

En dos años terminaría el colegio y me iría a vivir a una gran ciudad; entre mis planes estaba new york o toronto.
Todavía no tenía certeza de que iría estudiar en la universidad, me abrumaba pensarlo, aun que solo motivaba el hecho de que podría escapar de este lugar.

Subí rápidamente a cambiarme ya que estaba pasada en hora, tomé unos jeans bastante anchos y una musculosa que resaltaba mis pechos. Pensé en cambiarla por que no quería ser sexualizada por los muchachos hormonados del instituto, pero ya era tarde.

Corrí hacia al baño a lavarme los dientes, y me observe en el espejo; nunca me sentí fea, muchos decían que mi cara era angelical, lo here de mi madre.
Mis ojos celestes resaltan con mi tez blanca, mi pelo que cae de forma demasiada lacia sobre mi cara, tiene un color chocolate creando un hermoso contraste; decidí teñirlo a mis 14 años, y no me arrepiento.

El amargado pero buen señor llamado padre, me llevo hasta mi odiado colegio. No surgían conversaciones entre nosotros, pero el silencio me incomodó bastante así que me propuse romperlo.

—te comprendo papá, yo también la extraño pero es hora de volver a la vida, es lo que ella quiere para nosotros —le dije entregándole una sonrisa sincera — ella nos ama de donde quiere que este.

No obtuve respuesta.
El se despidió besando mi mejilla y deseando buena suerte.

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