Capitulo 5

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Aixa

La noche transcurría y yo solo pensaba en el, este era 2 años mayor que yo lo cual no me importaba en lo absoluto, seré una maldita hormonada pero solo quería besarlo.

No había estado con demasiados chicos, en realidad, solo con dos. Con los cuales hacíamos cosas básicas como besarnos y ver películas en sus casas, pero ninguno me hizo enamorar, ninguno me hizo perder mi virginidad; si tessa estuviera aquí me regañaría por que según ella la virginidad era una construcción social, pero claro, si ella la había perdido a los 14.

Un olor me hizo volver a la realidad,
tabaco.

yo no era de esas que fumaban en acto de rebeldía, es más tampoco se me hacía una acción apetitosa. Pero que más daba, yo acepté venir. Me di vuelta para ver de dónde procedía el olor, ya que no era políticamente correcto fumar dentro.

Y ahí lo vi, Ronnie.

Carajo.

Su mirada estaba sumamente concentrada en su rollo de tabaco, hasta que se percató de que le tenía los ojos encima.

Me miro a los ojos, su mirada penetro a la mía, generando un pequeño escalofrío.

el cabron se hecho a reír sin más, revolee los ojos y me di media vuelta.
El sonido que hizo con su boca me hizo regresar hacia el; en sus manos tenía el cigarrillo apuntando hacia mi, ofreciéndome.

—Quier.. —no terminó su frase por que ya lo había agarrado y posado en mis labios

— Estupida — maldije hacia mis adentros sin entender por que había aceptado su tabaco

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— Estupida — maldije hacia mis adentros sin entender por que había aceptado su tabaco .

Cuando el humo entró en mi garganta comencé a toser como desquiciada.

—el pelinegro se rio en fuertes carcajadas soltando — novata.

sonreí falsamente y tire su cigarrillo.—

Por el lapso de 10 min no hubo ningún tipo de intercambio de palabras, pero por alguna extraña razón, ambos seguíamos ahí.
Al parecer ninguno de los tenia ánimos de fiesta hoy, me sorprendía que el muchacho no esté con alguna chica esta noche.
Otra vez, mi mirada se encontraba pérdida en Nathan, y su mejor amigo rápidamente lo noto.

—Te gusta no?— dijo sin rodeos.

—no — negué con la cabeza al mismo tiempo y me crucé de brazos.
No quería que supiera, pero yo era consciente de que se notaba el rubor de mis mejillas y mi nerviosismo a tal pregunta.

El negaba con la cabeza mientras se reía por lo bajo.

— Sabes? Nath dice que tu tienes unos grandes senos — solto una sonrisa lobuna.

— Sabes? Eres un grosero Ronnie — reproche.

— Cálmate aixa, todo el insti piensa eso, y yo, claramente no estoy exento — río por lo bajo y dio una calada a otro cigarro.

Rodee los ojos y me fui del lugar, dando pasos largos y rápidos, intentando no soltar todas las lagrimas que contenían mis ojos.

Salí afuera, me senté como si estuviera esperando que alguien me recoja, sabiendo que no iba a pasar. Era viernes, mi padre jugaba a póker hasta sabe quien que hora; no solía entrometerme en su vició, desde que mamá se fue mi padre no ha vuelto a sonreír, y los viernes escapa de la realidad con juegos de apuesta. Quería creer que al menos era algo legal.

Estaba hundida en mis pensamientos, pero al cabo de unos minutos, alguien tocó mi hombro.

Se trataba de Nathan.

El traía dos cervezas en su mano, extendiendo una hacia mi tomo asiento a mi lado, y me regaló una sonrisa amigable.

— Hey, como estas? — pregunto sin quitarme los ojos de encima

— Está fiesta apesta — solté sin pensar, y claramente me arrepentí.

El no respondió, se limitó a solo beber de su cerveza para luego sonreírme de vuelta.

Me sentía totalmente nerviosa, sentía el ardor en mis mejillas mezclado con el mareo de haber tomado tanto, me sentía una estupida al frente de Nathan. A pesar de mi estado de nervios, la conversación fluía; hablamos sobre el instituto, sobre soccer y hasta llegó a preguntar sobre mi vida.

De verdad estaba rebalsando de felicidad.

El era admirable, su físico era tan atractivo, por dios, tenía unos rizos perfectos en tonalidad dorada, una sonrisa tan grande que podía conquistarte con tan sólo mostrártela y su perfume cítrico que podía volverme loca.

No se como paso, pero de un momento a otro terminamos besándonos.

El puso sus manos en mi cara, trayéndome hacia sus labios, para luego, besarlos con suavidad. Le correspondí, me tomó de la cintura y empezó a besar con más intensidad, más fuerte, haciendo que nuestras lenguas se encontraran y permanecieran juntas por un buen rato.

El regreso a la fiesta, prometiendo pasar a saludar luego.

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