Magic land.

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—¡Señor Jeon! ¡Señor Jeon!—. Gritó una voz a sus espaldas, queriendo llamar su atención no bien recibida. Él siguió su camino, ni un poco interesado en lo que tengan que hablar con él. Aun así la voz no se canso de llamarlo— ¡Señor Jeon!— volvió a gritar esta vez tomando su mano.

Jungkook se dio la vuelta frunciendo las cejas, molesto por este tipo de falta de respeto hacia su persona. Y a cualquiera.

Se soltó del agarre consiguiéndose con una joven enérgica, tenía una sonrisa en su rostro y usaba unos lentes enormes que hacían a sus agrandar. La miro de pies a cabeza, alzando una ceja ante la lectura de su plaquita en el pecho. "Observadora de aves y el espacio"

—¿Qué necesita?—. Preguntó mirando ahora su reloj, lo hora pasaba corriendo y no tenía mucho que perder. Ella aun no quitaba su sonrisa, detallando su rostro y todo de él.

—¡No puede ser, Señor Jeon!—. Chilló aturdiéndolo en el proceso— ¡Soy muy fan de usted, me encanta su desempeño en su área, lo he visto todas las veces que ha ido al cielo y sigo su línea de ropa! ¡Es tan hermoso!

Jungkook abrió los ojos, incrédulo. Las miradas no se hicieron esperar por lo escandalosa que era la chica, las cámaras empezaron a tomar flash y justo cuando estaba por decir una desfachatez la chica lo abrazó sacándole el aire con lo fuerte del apretón.

—¡Aaw! Que bonita escena.— exclamó alguien.

—¡El señor Jeon es un buen sujeto!—. Chilló otro.

—¡Lo sigo desde hace tiempo!

—¡Yo recién lo vi y quede encantado!— y más voces se escucharon.

Él miraba a la gente rodearlo, algunos tomando fotos desde la distancia, otros mucho más cerca, unos sonreían saludándolo y él, lo único que en realidad quería es que la chica dejara de asfixiarlo.

—M-me estas... Asfixiando...— jadeo como pudo logrando que ella lo soltara de golpe y abriera la boca.

—¡Oh dios! Disculpeme señor Jeon, no era mi intención, no quise, yo...— él asintió restándole importancia.

—No importa, esta bien.— buscó algo en su bolso y se lo entregó— Lo siento, ahora mismo voy apurado, puedes pasar por la oficina y ahí podrán atenderte de mi parte. ¿Bien?— ella gimió feliz asintiendo frenéticamente.

Aplausos sonaron y más flashes se hicieron presente. Se colocó unos lente y le subió el pulgar arriba pasando por su lado y entre la multitud, saludó a pocas personas y un oficial de seguridad lo escoltó fuera del área del aeropuerto para ir a embargue y tomar el avión desde ahí. Ya que era obvio que iba a ser detenido en todas las estaciones que pasara como ahora mismo.

Suspiro tranquilo cuando por fin estuvo sentado en el asiento solitario de la primera clase. No siempre era tan estoico con sus "fans" pero últimamente todo le molestaba y siempre andaba de mal humor. Desde que paso todo no volvió a ser el mismo, la gente lo noto, sus jefes también, pero nadie dijo nada, nadie cuestionó nada porque su desempeño nunca cambio. Siempre dejó su trabajo en lo alto, demostrando que por haber sufrido íntimamente su trabajo quedaba de lado, y no mucha gente era capaz de hacer tal cosa.

Hace un año tan solo que había ocurrido, y desde ese tiempo sus viajes, evaluaciones y despejes habían aumentado exponencialmente. Sabía la razón, más no se quejaba porque funcionaba con éxito.

Casi no pensaba en lo ocurrido, pero en su mente estaba muy presente, amargando su alma y también su corazón.

Laboralmente hablando era el mejor elite que había tenido la asociación de astronautas mundialmente, era reconocido por sus viajes al cielo, y la única vez que logró ir a la luna.  Era respetado por su pasión y gran desempeñó, estaba bien con eso, porque era lo único que tenía.

A sus treinta años recién cumplidos, no tenía familia, sus padres habían muerto hace años y el accidente lo dejo sin pareja e hijos. Su vida sentimental e intima era una puta mierda. Pero muy pocas personas lo sabían.

—Aquí está su especial, señor Jeon.— dijo una azafata dejándole una bandeja con comida y botanas para el viaje.

—Gracias, Lizi.

—No hay de que señor, si necesita algo más aviseme.— dice para luego retirarse a atender a los demás pasajeros.

Jungkook se dispuso a comer tranquilamente viendo una película en la pantalla frente a él, esperando que las horas pasen y que por fin llegue a su destino. Iría a Seúl, estuvo en el extranjero por un papeleo y a concluir con sus negocios exteriores. Pero el deber llamaba seriamente. Iría nuevamente al espacio exterior, solían ir regularmente cada mes. No alcanzaban altitud pero mantenían un control estricto para el satélite.

Como sus reparaciones diarias y que todo estuviera en orden.


Iría con dos personas más, una mujer experimentada tanto o más que él y un hombre con conocimiento de reparaciones. Un combo perfecto para subir. Todas las veces anteriores habían salido bien así que iba confiado.

Para cuando llegó a Seúl, el aeropuerto estaba colapsando, entre seguidores, reporteros, personal de seguridad y sus superiores tratando de ordenar el lugar. Pues él, y los otros dos también estaban llegando y los tres eran reconocidos por sus vuelos.

Bajó escoltado por los policías del aeropuerto, yendo por la parte interna donde solo los empleados tenían acceso. Lo guiaron por unos túneles en dirección a la salida auxiliar para este tipo de situaciones.

—Listo señor, su camioneta lo esta esperando en el ala norte, tenga un buen viaje.— le dijo el jefe de seguridad del aeropuerto reverenciándolo.

—Muchas gracias, Woo, nos vemos luego.— sonrió cálido e imitó su acción, el hombre le pidió una foto y acepto posando.

Salió a la luz y se montó en la camioneta que arrancó con un saludo a su persona. Cuando llegó a las instalaciones fue directo a su habitación a darse una ducha y cambiarse con el traje sintetizado y especial para ponerse debajo del real. Era pegado a su cuerpo, dándole forma a sus bien trabajados músculos, salió así y de a poco las personas empezaron a darse cuenta de su presencia, felicitándolo y animándolo como siempre ocurría. Al llegar al área de aterrizaje sus coordinadores, secretarios, jefes y directivos ya estaban esperándolos con los implementos y sus palabras de aliento.


Los tres ya con sus trajes puestos se pararon frente a la bandera, con la mano en el corazón.

—Se les honra otro nuevo viaje que culminará con un preciado éxito. Los tres han sido y seguirán siendo los lideres de nuestras vueltas, queremos que vuelvan bien y que todo esté en orden allá arriba, los estaremos monitoreando en cada momento, si necesitan refuerzos aquí estaremos preparados. Sin más, y como todos saben, ira bien todo, nos volveremos a ver pronto.— el hombre levantó su mano y dieron pasos adelante, aplausos y victoreos para los tres a medida que iban subiendo a la nave, cada uno iba por separado en una cabina, en caso emergencia podían separarse y soltar el paracaídas de refuerzo.

Rezó a Dios y contando la numeración del reloj enorme dieron despejé a otro viaje al cielo.

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Pinkly fantastic world➢Kookmin©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora