"Necesito verte"

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Capítulo 5

Negué con la cabeza de nueva cuenta, sé que es rutina, y más que nada sé que es su trabajo... Pero, ¿Puede culparme? ¿Seré la única paciente que no tiene capacidad de abrirse?, sin contar lo aburrido que se vuelve cada día un poco más.

Falta una hora para ir a la preparatoria, voy una hora al psicólogo, a las siete, y entro a las ocho veinte a la escuela, por lo que en realidad no es nada difícil con respecto a horarios, normalmente voy lunes, jueves y domingos con el mismo horario, a veces voy más días y veces menos, depende del progreso que vean en mí, que, por ahora, no ha sido demasiado.

—Entonces... ¿No hablaste con nadie? ¿Absolutamente nadie? —Preguntó Tobías nombre perteneciente a mi psicólogo, con los ojos entrecerrados como si no pudiese creerme.

—Por octava vez. No. —Por octava vez, mentí. Sé que no está bien, y que debería tener la mínima decencia de ser honesta con él, quien trata de ayudarme, pero por algún motivo, ésa persona con la que hablé el día en el que todo se desmoronó, es mi pequeño secreto.

—Vamos Emma, es importante que intentes hacer memoria –Imploró. Su mentón está apuntándome casi acusatoriamente, y sus ojos claros no dejan de visitar los míos.

Jugué con mis dedos por unos momentos. ¿Le digo? ¿No le digo? Estoy en una horrible encrucijada, él podría hablar con las autoridades y entonces ellos se enterarían de que mentí en la sala de interrogaciones aquel día, pero también cabe la posibilidad de que pueda ayudarme a recordarlo todo.

No sé si quiera recordar, en realidad. Alguien le hizo daño a mi hermana, y tal vez lo vi, y tal vez por eso no recuerdo nada de ese día. Esto me asusta más de lo que puedo controlar.

Al mirar de nuevo, Tobías tiene un rostro que personalmente me reconfortó, una mirada serena que me hace dudar de mí misma al momento de mentir, así que finalmente cedí:

—Recuerdo un rostro... —Hablé entre cortada —Verás... Él me pedía que me fuera... Que me echara a correr, y que él... y que él vendría por mí; sentí miedo de que no volviera por mí, y que me encontrara con... –Cerré los ojos.

—Sigue Emma, esto es importante —Murmuró con más interés y alzó su libreta. No pude evitar notar sus extraños zapatos color violeta, están desgastados y viejos. Más bien intenté distraerme con ello, a pesar de que sí es extraño.

—No quiero hablar de eso Tobías. –Lo llamé por su nombre de pila, tal como él lo sugirió el día en que nos conocimos. —... Me está quebrando la cabeza hacerme a la idea...De que todo eso sucedió. —Murmuré aun entrecortada, comencé a frotar mis rodillas con ambas manos, aun sentada frente a él.

Tobías hizo una mueca, apenado; después, una sensación de recelo en sus ojos de un momento a otro me hizo retroceder en mi propio asiento, y me miró fijamente.

— ¿Cómo era? —"¿Cómo era?" Esa señores, esa es la pregunta que me hago todos los días.... "Cómo eres" Quisiera verle el rostro y pedirle por lo más sagrado que detenga esto ya. Ya he tenido suficiente.

—No puedo. Te lo juro Tobías.... —Fruncí el ceño frustrada. Intentando, e intentando ver su rostro en alguna imagen de mi cabeza, pero al parecer estoy en ceros.

—Bueno, bueno, suficiente de hacer memoria por hoy... Recordarás cuando tengas que hacerlo, pequeña. —Se apresuró en hablar. —Igual eso que me dijiste es un avance, y ayuda mucho.

—Gracias.... ¿Ya me puedo ir? —Casi fue una petición. Lo único que quiero es quedarme aquí a decir verdad, sólo para no tenerle que ver la cara a Darcy, pero sé que es mejor si me voy, no quiero apresurarme a saberlo todo ahora, sé que no lo soportaría.

AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora