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le premier murmure du coeur

El sol comenzaba a declinar, tiñendo el cielo de tonos cálidos que se fundían en el horizonte. Taehyung caminaba por los pasillos del instituto junto a Eunwoo, con una sensación de inquietud que no podía sacudirse. Habían estado trabajando en el plan para acercar al pequeño de los Park a Jungkook durante semanas, y todo parecía estar marchando como lo habían planeado. Los pequeños logros y las miradas furtivas eran pasos en la dirección correcta, pero algo dentro de Taehyung se sentía cada vez más descompuesto.

—¿Qué pasa, Tae? —preguntó Eunwoo, notando el nublado semblante de su amigo—. Pareces distante.

—No es nada —dijo, tratando de sonar natural—. Solo me estoy asegurando de que todo esté en su lugar.

Eunwoo lo miró con escepticismo, pero no insistió. Mientras el castaño intentaba enfocarse en el plan, sus pensamientos se veían constantemente interrumpidos por la imagen de Jungkook. Cada vez que lo veía, sentía que su corazón se aceleraba de una manera que no podía controlar. No se trataba solo de admiración; era algo más profundo y perturbador.

Recientemente, durante uno de los encuentros casuales en la cafetería, Jungkook le había sonreído con una calidez que él no podía olvidar. Había sido una sonrisa breve, casi imperceptible, pero para Taehyung, había sido como un rayo de sol en un día gris. Aquella sonrisa parecía haber encendido algo en su pecho, algo que había estado enterrado y olvidado.

Taehyung había intentado ignorar esos sentimientos, convencido de que debía concentrarse en ayudar a Jimin. Sin embargo, cada vez que estaba cerca de Jeon, no podía evitar el temblor en su voz y el rubor en sus mejillas. Y cuanto más intentaba reprimir sus sentimientos, más intensos parecían volverse. La culpa se anidaba en su pecho como una pesada losa. No podía permitir que sus propios deseos interfirieran en el objetivo que se había propuesto. Su hermano menor, Jimin, había confiado en él para que le ayudara a acercarse a Jungkook, no para que él mismo se enamorara del objetivo.

Cada paso que Jimin daba hacia Jungkook parecía ser una prueba de su propio autocontrol. Su hermano estaba tan ilusionado y esperanzado que Taehyung se sentía aún más atrapado. A pesar de su propia tormenta interna, mantenía una fachada tranquila. La sonrisa que Jimin esbozaba al contarle sobre sus interacciones con Jungkook era un recordatorio constante de por qué estaba haciendo esto. Sin embargo, su mente no dejaba de divagar hacia esos momentos compartidos, hacia esos pequeños detalles que lo hacían sentir que había algo más entre ellos.




















Esa noche, después de un día agotador de entrenamientos y planes, Taehyung se retiró a su habitación. Se tumbó en la cama, mirando al techo, pero no podía quitarse de la cabeza la imagen de Jungkook. El rostro de Jungkook y la sonrisa que le había mostrado en la cafetería eran los únicos pensamientos que llenaban su mente. Giró en la cama, buscando una posición cómoda, pero no podía encontrar paz. Sus pensamientos se entrelazaban con recuerdos vagos de su infancia, cuando había conocido a alguien con una sonrisa similar.

El recuerdo era difuso y confuso. Era como un sueño del que no podía despertar. Se veía a sí mismo corriendo bajo la lluvia, riendo con alguien, pero no podía recordar el rostro claramente. La calidez y la alegría que había sentido en ese momento estaban innegablemente presentes, pero el rostro del niño con el que había compartido ese momento se desvanecía cada vez que intentaba concentrarse en él.

El sueño de esa noche fue inquietante. Soñó que estaba de vuelta en la cafetería del instituto, pero esta vez, Jungkook no estaba solo. Había un niño a su lado, el mismo niño de sus recuerdos vagos. La visión era confusa, como si su mente intentara combinar fragmentos de su pasado con su presente. El niño lo miraba con una expresión que no podía descifrar, y cuando Taehyung intentó acercarse, el sueño se desvaneció en una nube de oscuridad.

Despertó sudoroso y angustiado. Se sentó en la cama, la respiración entrecortada, tratando de entender el significado de aquel sueño. La mezcla de emociones era abrumadora, y se dio cuenta de que no podía seguir ignorando lo que estaba sintiendo. La atracción hacia Jungkook no era algo que pudiera simplemente apartar. Había algo en esa conexión que lo mantenía atrapado, algo que lo hacía cuestionar todo lo que había considerado seguro y estable en su vida.

El día siguiente fue especialmente difícil. La interacción con Jungkook en el pasillo del instituto fue breve, pero cada palabra intercambiada, cada gesto, parecía amplificar la confusión que sentía. Jimin estaba emocionado porque había tenido una conversación más larga con aquel chico después de clase, y Taehyung se obligó a sonreír y mostrar entusiasmo al escuchar las palabras de su hermano menor, aunque por dentro, estaba luchando con sus propios demonios.

—¿Cómo lo viste hoy? —preguntó Jimin, con los ojos brillando de emoción.

—Bien, creo —respondió , intentado ser sincero sin revelar demasiado—. Parece que todo está funcionando como esperábamos.

El menor asintió, ajeno a la tormenta interna que estaba enfrentando su contrario. Taehyung sintió una punzada de culpa al ver la felicidad en el rostro de su hermano. La idea de que sus propios sentimientos pudieran poner en peligro la felicidad de Jimin le resultaba insoportable. No podía ser egoísta. No podía permitir que su deseo personal destruyera el objetivo que habían perseguido durante tanto tiempo.























Esa noche, mientras Jimin se dirigía a su habitación para preparar los detalles de su próximo encuentro con Jungkook, Taehyung se quedó en el salon, sumido en sus pensamientos. La conexión entre su pasado y el presente parecía volverse cada vez más nítida, pero también más confusa. Cada vez que intentaba recordar el rostro del niño de sus sueños, el recuerdo se desvanecía. Sin embargo, sabía que había una conexión, algo que no podía ignorar.

La presión de mantener el secreto y ayudar al pequeño Jimin se estaba volviendo insoportable. Taehyung sabía que tenía que enfrentar sus propios sentimientos de manera honesta. No podía seguir fingiendo que todo estaba bien cuando su corazón estaba en constante conflicto. La atracción hacia Jungkook no era algo que pudiera controlar fácilmente, y estaba comenzando a darse cuenta de que su propia felicidad estaba en juego.

















En una conversación con su mejor amigo, Taehyung se sintió obligado a abrirse un poco más. Aunque no reveló los detalles de sus sentimientos, compartió sus preocupaciones sobre el impacto que sus emociones podrían tener en el plan.

—No puedo seguir así, Eunwoo — explicó con su voz temblando ligeramente—. Estoy empezando a darme cuenta de que no puedo ignorar lo que siento. Cada vez que veo a Jung, siento que mi corazón está a punto de estallar.

Eunwoo lo miró con comprensión y le puso una mano en el hombro.

—Lo entiendo, Tae. Es difícil cuando los sentimientos se complican. Pero recuerda por qué estás haciendo esto. Tu hermano cuenta contigo, y tú también necesitas ser honesto contigo mismo.

Las palabras de Cha resonaron en su mente mientras regresaba a su habitación esa noche. Sabía que tenía que tomar una decisión. La conexión que creía tener estaba afectando su capacidad para ayudar a en el plan que él mismo dirigía y, al mismo tiempo, estaba afectando su propio bienestar emocional. Era una encrucijada dolorosa, y no podía seguir adelante sin confrontar la verdad.

Mientras se tumbaba en la cama, Taehyung sintió que la resolución estaba cerca, pero también sabía que sería difícil. El camino hacia adelante no estaba claro, y la posibilidad de dañar la relación con su hermano o, la creciente amistad con Jungkook le causaba gran angustia. La noche avanzaba y el sueño parecía esquivo, pero se aferró a la idea de que, sin importar lo doloroso que fuera, debía encontrar una manera de reconciliar sus sentimientos con la realidad.

El primer susurro del corazón había sido un cambio sutil pero profundo. Taehyung sabía que, para avanzar, tendría que enfrentar la verdad de sus emociones y cómo se relacionaban con su pasado y su presente. El viaje hacia la claridad no sería fácil, pero estaba determinado a encontrar la forma de equilibrar el amor, la lealtad y la verdad en su vida. Mientras la oscuridad envolvía su habitación, Taehyung se preparaba para enfrentar lo que vendría, con la esperanza de que, al final, encontraría un camino que le permitiera reconciliar sus sentimientos con el bien mayor.

« Nous aimons tous les deux JungKook »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora