Possesive. | Jenlisa G!P

11- Todo se acabó.

Nadie sabía nada de Lalisa Manoban. Desde el juicio, diez años atrás, Lisa había tomado todos sus ahorros y se había ido a un lugar que nadie tenía claro.

Ni sus padres, ni su hermano, ni sus amigas, ni sus amigos.

Todos tenían miedo de que hubiera muerto, de que no hubiera podido con la tristeza que cargaba. Todos tenían pena por la chica, que no quería eso. Lisa odiaba que le tuvieran pesar.

Nadie llegaba a responder a ciencia cierta qué había pasado con su paradero y a esas alturas, al parecer, nadie lo sabría.

Lisa se había vuelto un fantasma que se lo había llevado el viento como cenizas. Una silenciosa alma que agonizaba por su amante muerta. Una que era perseguida por un amor que nunca fue amor.

Solo sabían una cosa: Que nadie podía decir que conocía bien a una persona.

El caso de Lalisa Manoban era un ejemplo claro de las relaciones tóxicas y superficiales. Lalisa Manoban había convivido con una psicópata de categoría que quién sabe a cuántas personas había podido matar antes de hacerlo con su última víctima. Una enferma que en su cabeza no cabía la idea de estar sin el cuerpo de alguien más.

De Jennie Kim se sabía que estaba internada en un hospital psiquiatrico a las afuera de Seúl, donde estaba olvidada y más que deteriorada. Se había definido como una asesina impulsiva, con bipolaridad agravada. Y que cada vez se le comía más la mente.

Todos esperaban que pasara allí hasta morir, que no volviera a causar estragos.

Así quedaba, la historia de amor, el futuro de fantasía, un sueño jamás cumplido.

Así quedaba, inconclusa y fuera de contexto.

Pero era mejor, mejor así, con una Lisa desaparecida y una Jennie metida en el manicomio.

Y tal vez así debió ser desde el principio.

Debieron conocerse y ser amigas. Pero no pasar. Tal vez Lisa debió conocer a Minnie antes y no estaría desaparecida con una alma muerta.

Pero la vida era así. Una hija de puta, que dejaba claro que no todas las historias tenían un final feliz.

FIN