1. El Cirquero

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hola a todos!! sé que tardé literalmente años, pero al fin está aquí la secuela de esta historia. Les comento que este fic es una secuela directa de Dead or Alive, así que antes de leerla, les sugiero leer la primera parte o se me van a perder xD

ojalá la disfruten owo

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1. El Cirquero

Quería odiar a ese bastardo. Odiarlo por las atrocidades que cometió y todas esas palabras hirientes que seguramente dijo, pero no podía, al menos no en su totalidad. Esos dos meses navegando no sirvieron para olvidar su último encuentro con el llamado cazador de piratas Roronoa Zoro y la manera tan egoísta en que casi le arrebata a Ace. Y su ira incrementó cuando supo su pasado con el pecoso, o mejor dicho la parte que se animó a contarle; si bien Ace no le habló en su totalidad sobre ese peliverde, lo demás podía adivinarse por la manera tan lastimosa en que se refería a él. Era un verdadero fastidio odiar y admirar a un tipo así al mismo tiempo.

Porque sí, Law le tenía cierta devoción al cazador de piratas.

No por su reputación ni por su fuerza, tampoco por su habilidad como espadachín; más bien era porque, como primer y único amante de Ace, le había enseñado cosas maravillosas. Odiaba pensar que ese maldito había sido el primero en tocar el exquisito cuerpo del que ya consideraba su amante, pero al mismo tiempo le tenía respeto por haber estado con él cuando no tenía a nadie más... y también por enseñarle cómo chuparla de una manera increíble.

Ni siquiera recordaba cómo empezaron a juguetear mientras vigilaban, pero ahora el pecoso yacía de rodillas frente a él, chupándosela con una destreza envidiable. Su lengua se sentía cálida, más de lo normal en alguien, quizá a consecuencia de su fruta del diablo, y sumado a la forma en que recorría su polla y la fuerza con la cual la succionaba, literalmente sentía que se estaba derritiendo en su boca. Además, esos gemidos ahogados de su amante eran tan eróticos que le erizaban cada vello de su piel; se habría corrido a los pocos minutos de no ser porque intentaba distraer su mente para aguantar un poco más.

Sus pensamientos divagaban en la brisa salada golpeando su rostro, los intensos rayos del sol escociendo su ya de por sí morena piel, el intenso azul del cielo que se extendía sobre ellos, los recuerdos de esa travesía con Ace que había comenzado hace poco más de medio año. No podría haberse imaginado que la llegada de Puños de Fuego al coliseo aquel día cambiaría su vida por completo; gracias a él estaba fuera de aquel infierno y podía disfrutar de las cosas tan sencillas como los sonidos del mar o la buena mamada que le estaban dando...

- Joder...- sin proponérselo, Law había recordado la situación en la que estaba. Con su espalda pegada a la pared más cercana, mantenía a Ace de cuclillas entre sus piernas, chupándosela como si la vida se le fuese en ello; no podía con la imagen del pecoso con el rostro completamente acalorado mientras se masturbaba a la misma velocidad con que tragaba su polla, si no hacía algo iba a correrse mucho antes de lo que le gustaría- Espera Ace-ya, espera...- tomando gentilmente sus oscuros cabellos con su diestra, el joven médico apartó al pecoso de su entrepierna y le obligó a levantar la mirada. Aun con ese aspecto infantil, su rostro reflejaba un líbido que era imposible ignorar- Ven aquí- con su otra mano lo ayudó a ponerse de pie e invertir los lugares, esta vez dejando a Ace empotrado contra la pared mientras él lo presionaba con su cuerpo y se inclinaba a besar y morder su cuello, dispuesto a dejar marcas que fueran claras huellas de su paso sobre esa piel.

Ambos tenían las braguetas abiertas y los genitales al aire, por lo que sólo bastó ese acercamiento de cuerpos para que éstos se frotaran con descaro el uno contra el otro, incitándolos a soltar sus pecaminosos gemidos que ya parecían hacer eco en aquella pequeña embarcación. Porque sí, cada rincón de ese barco había sido testigo de cada beso y cada caricia que se habían dedicado innumerables veces. Sus gestos, sus jadeos y todas las posiciones que habían practicado; toda su historia estaba tatuada en ese barco que se mecía ligeramente con el golpeteo de las olas, siendo el testigo silencioso de esa relación que habían comenzado casi accidentalmente.

Dead or Alive: Most WantedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora