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Es imposible para nosotros vencer al mismo tiempo todas las pasiones y malas costumbres que nos tiranizan.
— anónimo.

Capítulo Único.
— Un paso a la vez. —

La habitación se siente caliente, y Sam está seguro que todo el calor proviene de él y de Bucky, del bochorno por fricción que sin duda había generado su polla contra las sábanas, húmedas en ese lugar donde el presemen caía. Sus manos se aferraban con fuerza a las almohadas que tiene a mano, tanto que puede ver palidecer sus nudillos por la falta de circulación.

Tiene la espalda arqueada, exponiendo su culo. Detrás de él, arrodillado sobre el colchón, James debía estar más que contento con la vista. Su polla da un respingo solo con el pensamiento, e inconscientemente separa un poco más los muslos, solo para que su agujero se abra un poco más, en exclusivo para la dicha de su compañero.

Como premio, una mano cachetea sus nalgas y amasa donde golpeó. Los dedos pesados se sintieron ásperos contra su piel y aún así, Sam solo pudo gruñir de placer. Cuando los pulgares de James se deslizan por la sudorosa rajadura de Wilson, separando los cachetes, y exhibiendo el maltratado agujero, Sam se humedeció los labios y levantó la cabeza del colchón unos segundos, para intentar ver a Bucky.

El colchón se hunde bajo el peso de las rodillas, y sus ojos se conectan un segundo con los azules del castaño, que están oscurecidos entre tanto sofoco. Los labios de Barnes brillaban con un tono escarlata, hinchados después de tantos besos compartidos con el moreno. El cabello, húmedo, se le pegaba a la frente y el cuerpo le brillaba por el sudor. Hay adoración en el toque de Bucky y es suficiente narcótico para Sam, que disfruta mostrarse para él.

James se encorva hacia adelante y planta un beso en la nalga que le quedó más cerca; Sam siente también el crecimiento de una barba rasposa acariciando la piel sensible mientras los labios descienden a la unión con el muslo. Lamen, muerden y succionan dejando una marca roja que luego se encargan de besar; una que Wilson llevará orgullosamente durante días.

Su entrada abierta, hinchada y sensible, se contrae una vez más dejando caer un poco más del fluido viscoso que Bucky había derramado dentro de él. Puede sentirlo escurriendo desde su culo hasta sus bolas, tibio y espeso. Sin embargo, la dureza entre las piernas del moreno, que se acaricia a sí mismo con movimientos tan lentos como constantes, no parece estar satisfecha y se alza orgullosa lista para una segunda vuelta.

—Bonito.—Escucha que Buchanan murmura y está seguro que es más para él mismo que para compartirlo con su compañero, sin embargo, Sam sonríe presuntuoso a la pared de la habitación que últimamente estaban compartiendo los dos.—Tan bonito.

Por su lado, Sam tiene la polla tan dura que duele. Sensible y húmeda igual que su culo, cuelga pesada entre sus piernas. Ha estado suplicando para poder correrse, ha estado implorando casi sin dignidad, y James sólo se ha comportado como un despiadado, follándoselo con largas y seguras estocadas, sosteniendo sus caderas y aferrando duramente la base de su erección, rehusandose a proporcionarle alivio.

Y ahora, las gotas de sudor le escurren por la frente mientras Bucky pasa sus labios por encima de su perineo, lamiendo su propia corrida, lleva su lengua más arriba y la presiona contra la aflojada entrada. Sam gime cuando la lengua de su compañero abre una brecha dentro de él, cuando sus calientes y húmedos labios se sellan sobre su culo y chupa. Es una idea tan sucia, tan obscena que Sam se siente llegar al punto de no retorno. Se prepara, esta listo para caer.

—Todavía no, Sam.— Los labios tibios se mueven contra él cuando hablan, haciéndolo vibrar. El aliento cálido contrasta contra la helada humedad de la saliva y el hombre tirita.

Un paso a la vez » SamBucky.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora