Las sirenas tras ellos eran jodidamente abrumantes, sobretodo para el rubio, quién iba en un coche más lento que el de los demás, detrás de los demás y sin apenas zonas que pudiesen proteger su cuerpo de bala alguna.Joder, sus manos temblaban en el volante por el miedo, no por lo que le pudiera ocurrir a el, si no a sus compañeros.
Iban a abandonar la ciudad en dos días, algo le olía fatal, los agentes de Marbella no eran tontos, o por lo menos no tanto, cualquiera que tuviese la mano sobre su mafia, sospecharía de la ida del grupo.
El alcalde de la ciudad no pintaba nada en ese atraco, si le pillaban, sería un verdadero caos.
José y Anya no tendrían manera de escapar de una gran condena, tenían demasiados ojos encima como para poder permitirse ser arrestados tras un robo tan importante.
Fedor e Igor menos, sobretodo Igor. Últimamente estaba saliendo demasiado a la luz y llamaba la atención de manera que él no podía controlar, por no contar que ya les debía demasiado a ambos. Agredecia que Fedor no estuviese en su mismo vehículo, siendo el más riesgoso.
Recordó las palabras y el abrazo de Hai antes de salir, no entendía como una de las personas más poderosas de la ciudad se podía haber encariñado tanto con un simple idiota que no hacía más que cagarla.
Y su hermano, Carlo... No. Simplemente no.
Se sentía fatal por cargar con la inclusión de Volkov en su mafia, ¿Por qué tenía que ser tan inocente? Odiaba que todos sus compañeros estuvieran en peligro pos su culpa, si Volkov jamás hubiese estado en su mafia, seguramente nada de esto estaría pasando.
En cuanto llegaban a la zona en la que la estrategia de huida sería efectuada, un pensamiento muy fugáz se convirtió desgraciadamente, en una realidad.
Toni encaró a su subconsciente, que por instinto primitivo le pedía huir del lugar junto con todos sus amigos, pero siendo más fuerte el deseo del bienestar de sus otros compañeros, frenó el coche antes de avisar por radio que se quedaría y bajó corriendo con arma en espalda hasta quedar en frente de los portones de madera, quería ser lo más obvio posible. Las luces rojas y azules se comenzaron a acumular frente a él y en cuanto el primer agente salió de su respectivo patrulla, no dudó en disparar a matar, siendo abatido casi al instante por cualquier compañero del agente.
Los Santos.
Dentro de una caravana que era fuertemente golpeada por el resplandeciente sol, se encontraba otro muchacho de cabellos rubios frente a una caja color verde pistacho.
Sopló por encima de la superficie de esta, removiendo un poco de polvo y procedió a quitar suavemente la tapa de la caja.
Agarró un fajo de fotografías, las cuales miraba con gracia y algunas con pena.
'Con nuestros padres adoptivos del 2002'
'La madre de Horacio'
'Horacio comiéndose una planta'
'Yo con aproximadamente 13 años en mi cumpleaños, buenísima la tarta de restos de la basura.'
'Yo y Horacio depilándole la rodilla a un viejo amigo.'
Pero su vista se posó en una fotografía en particular.
'Halloween 2003, Horacio disfrazado de medusa y yo de payaso.'
Aún recordaba esos días en los que oía voces en su cabeza diciéndole que hacer y decir, era jodidamente abrumador y cómo olvidar que de más pequeño pensaba que era una bendición, solo porque esa voz le hacía más fuerte.
Él creía que Pogo realmente buscaba su bien y felicidad, pero sus formas no eran nada correctas.
Tras pensar un poco en el amigo de dentro de su cerebro, cerró la caja de nuevo y se dirigió con pasos cansados hacia su cama, había estado limpiando su pequeño hogar y ahora estaba agotado.
Los minutos pasaron y el sueño de Gustabo se volvió anormalmente pesado para el poco tiempo que había transcurrido y al principio fue solo un dedo, pero después su cuerpo entero comenzó a moverse por su cuenta aún dormido. Sus piernas estaban entumecidas incluso si él no lo sentía y sus ojos no transmitían ningún tipo de brillo, no supo en que momento se vistió como lo solía hacer varios años atrás y salió de su casa sin ser el consciente de ello.
Toni miraba con pena hacia sus zapatos, se había sacrificado por su equipo y ahora estaría en una celda por muuuucho tiempo.
Por lo menos había podido llamar a sus amigos antes de ser encerrado e incluso Salinas, quien se había quedado a su lado hasta el momento de su encierro, le dió un abrazo mexicano pocos minutos antes.
Pero incluso si había podido comunicarse con su hermano, le dolía no haberlo podido ver por lo menos una última vez antes de estar ahí dentro metido. Se odiaba a sí mismo por no recordar las últimas palabras que podrían haber compartido cara a cara, necesitaba ver a su hermano pequeño y decirle que todo estaría bien, incluso siendo el menor más maduro que el mayor.
Su silencio fue interrumpido por pequeños temblores bajo sus piernas, alguien se acercaba.
-...¿Que cojones?- se sorprendió al ver como la puerta de su celda de abría por si sola, era extraño de cojones.
Pronto una silueta se paró frente donde él estaba, era un chico rubio con chaqueta roja, pantalones negros y ¿Ojos... Morados? Su mirada era de superioridad e imponía miedo al que lo viese.
-¿Agentes?- El rubio más mayor repitió esa palabra varias ocasiones, el sujeto frente a él pronto habló.
-No llames a ningún agente.- La voz del otro sonaba fría e imponente. -Tengo algo para tí.-
-¿Como que algo para mí? ¿Quien coño eres tú?- La respuesta del otro no llegó rápidamente, le vió sacar un pequeño papel de sus bolsillos.
-Lee esto.-
-¿Que es?-
-Que lo leas, coño.-
Toni fijó su vista en el papel con notables dudas.
-Leelo.- sentenció firmemente el hombre de extraña mirada púrpura.
El de traje negro aclaró su garganta leyendo por encima las extrañas palabras escritas en el pequeño pedazo.
-Gustabo. ¿Por qué me crees bueno?-
-Emm... ¿Realmente qué es ser bueno y qué es ser malo? El ser humano nace siendo naturalmente egoísta, pero la gran mayoría de veces, las personas lo ocultan con falsa modestia. Si se propusieran ser malos, se adaptarían tan fácilmente a esos pensamientos, que daría risa observar como la barata moralidad del ser humano se destruye ante su mayor miedo, su propia existencia. Te creo bueno porque eres auténtico, Pogo. Soy creyente de tu fuerza y de tu aprecio en mí.-
Pogo sonrió para sus adentros, que pena que Gustabo después no recordaría la conversación que estaban teniendo dentro de la mente del rubio, pero veía que había aprendido muy bien de sus influencias.
Pero mientras la vida de Gustabo últimamente era un poco más monótona ya que se basaba en total domesticidad y tranquilidad, ¿Por qué no salir a jugar un poco? Se aburría mucho en la calmada mente de a quien había prácticamente criado y protegido.
'Pogo saldrá a jugar.' Pensó el payaso. 'Espero que a Gustabo no le importe que su cuerpo sea prestado por un par de horas. No puedo esperar a ver qué cara pone cuando vea a otro Pogo en el otro lado del charco y sobretodo no podré esperar a ver la reacción de los miembros del FBI.'
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║ BELIEVER║ Pogo (Toni y Gustabo)
FanfictionPogo se divertiría cambiándole el rumbo de su vida a otro rubio. *.✧ (◍Believer, quiero creerte porque eres fuerte, no me abandones en esta noche. Si sigo con vida es por tu voluntad, no quiero dejarte ir, las luces hablan, mírame a los ojos...