Este poema parecerá increíblemente tonto pero tiene un fin.
Empecemos.
Había una vez
Un pez,
Que jugaba a ser
Humano.
Hacía estupideces,
Porque eso hacen los seres humanos.
El pez era sano (sano como un pez)
No le daba tos, ni remordimiento ni amor.
Hasta que el pez se comportó como un ser humano,
Se enamoró
De una sapo.
El pez se preguntaba ¿porque?
(Es obvio porque, porque rima)
Mientas el veía para arriba,
El sapo encima de una flor.
El sapo para el pez,
Era como el sol:
Inalcanzable
Y caliente,
Hasta que este se botó
Al agua.
El pez pudo verlo de cerca y al hacerlo
El sapo se lo comió
Sin querer
Esta historia tiene moraleja
Te dicen que no te van a hacer daño
Pero terminan haciéndolo
El hecho que sea “sin querer” no cambia
La moraleja es:
No sé qué hacer con mi vida
Voy a seguir escribiendo poesía
Aunque no sean buenas
Aunque den pena
Aunque no las vea nadie.
Alguien tenía
Que contar la triste
Historia del pez.