pensamientos perdidos

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lunes 14 de junio del 2021

Eran las 3 AM y ahí estaba yo, en mi habitación mirando al techo mientras me preguntaba que estaba mal conmigo. El tiempo se pasa rápido cuando estás en tu viaje astral por decirlo de esa forma en un abrir y cerrar de ojos ya eran las 6 y debía prepárame para otro típico aburrido día de instituto.

De seguro al igual que muchos adultos deben pensar que es otra clásica historia del chico que no es feliz porque no tiene lo que quiere, creo que ese es uno de los mayores errores de las personas, subestimar la vida y la mente de un joven que en muchas ocasiones suele ser más complicada de lo que parece vivimos como prisioneros de la ansiedad teniendo al estrés como una vieja amiga, tratando de sobrevivir con ese miedo constante al rechazo de los demás. A veces pasan tanto tiempo con esa idea en la cabeza que ignoran que sus hijos se están hundiendo, ahogándose en un enorme mar de angustia esperando a que ustedes reaccionen y sean nuestros salvavidas.

Baje a la sala, estaba solo igual que todos los días, mis padres salían temprano de casa, se la pasaban enfocados en su trabajo, ante los ojos de los demás somos la familia perfecta, pero ¿lo éramos?, en las fotografías siempre había rostros sonrientes y ahí es donde me preguntaba si en verdad era feliz o simplemente fingía para no preocupar a nadie.

Al entrar a la cocina pude ver la nota que mamá me dejaba todos los días pegada en el refrigerador, siempre decían lo mismo con su ortografía y su letra tan linda y limpia "ten un buen día cariño, nos vemos en la noche" te un buen día como si fuera tan fácil mamá y nunca nos veíamos en la noche era como si cada palabra que estuviera en ese pequeño papel fuera una vil mentira. Mi madre era lo que podía llamar una mujer dulce pero siempre ocupada, mientras mi padre...bueno él era un hombre de carácter fuerte, casi nunca los veía ni siquiera en mi cumpleaños en algunas ocasiones. Siempre decían que me lo compensarían, pero yo... yo solo quería pasar al menos un momento con ellos, no me importaba cuanto fuera solo quería pasar unos cuantos minutos a sus lados y quizás en cierto punto podría decir que el hecho de estar tan solo hizo que me volviera una persona sin tanta empatía sin algún tipo de sensibilidad, como si estuviera libre de emoción alguna, como si fuera un ser humano tan extraño incapaz de sentir algo por alguien, como si aquel niño tierno que fui se fuera desvaneciendo a lo largo de los años.

  El frio invierno se sentía en cada rincón de la ciudad, de un momento a otro todas las calles se tiñeron de un brillante color blanco era como si por un momento el tiempo y todos se congelaran y solo estuvieras tú en el mundo. A lo lejos se podían ver a los niños jugando animadamente con la nieve mientras reían y por un momento por un pequeño segundo pude sentir que un espacio de ese gran vacío que sentía se había llenado, por un segundo pude sentirme...feliz.

El silencio reino en todo el camino mientras iba hacia la preparatoria a tal punto que empezaba a ser molesto

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El silencio reino en todo el camino mientras iba hacia la preparatoria a tal punto que empezaba a ser molesto. Fue hasta cuando llegue y pude encontrar a Tamara, mi mejor amiga, la única persona a la cual confiaría todos mis secretos a tal punto de darle mi vida, ella...bueno ella era todo lo bueno que había en esa cárcel a la que llamaban centro de aprendizaje siempre daba esa impresión de ser una chica aburrida pero eso solo era lo que aparentaba ser, era tan divertida y graciosa, con su manera tan directa de hablar sin miedo de lo que dirían los demás siempre tenía algo que decir y más cuando algo no le gustaba, amaba leer se sumergía por horas en su mundo de escritos viviendo toda clase de aventuras desde enamorarse de aquella pareja cuyo final no fue tan feliz hasta llegar a una tienda de CDS donde a lo lejos pudo observar como nacía el amor que iba creciendo poco a poco entre aquellos dos jóvenes que se reencontraban todos los sábados, pudo viajar al mundo de las tinieblas y ver como el diablo se enamoraba de aquel humano tan extraordinario pero con una vida llena de desgracia y perderse entre esos dos raros jóvenes cuya historia empezó a través de una ventana, era especial mantenía mis pies sobre la tierra lo cual para mí era un alivio ya que siempre estaba perdido, simplemente era especial. Pero no todo era perfecto al menos ella lo veía de esa forma, tenía un secreto uno que muy pocas personas sabían, venia de una familia que en su mayoría era homofóbica un poco desalentador considerando que era bisexual, vivía su vida como ella quería creyendo siempre en la frase "amor es amor" contagiaba a todos con su manera tan fascinante de ser.

Era nuestro último año, a solo unos meses de graduarnos y empezar a crear nuestra propia vida. En el fondo de la clase se podía observar a una chica un poco callada nunca se separaba de su mellizo eran los mejores amigos hacían todo juntos sus nombres eran Andrés y Andrea ante los ojos de los demás eran algo raros, pero ellos se entendían Vivian con su madre, una mujer trabajadora, visitaban a su padre de vez en cuando, pero para ellos ese poco tiempo era suficiente y admito que de cierta forma llegaba a tenerles un poco de envidia, pero de la buena al menos ellos se tenían el uno al otro.

Al pasar por los pasillos lograba ver la emoción que todos tenían por su graduación, por ser el último año, aunque admito que yo no lo veía de esa forma solo era un paso para entrar a otra vida solitaria. En el gran comedor se podían ver aquellos rostros felices actuando como si sus vidas fueran completamente perfectas. Mientras tanto ahí estaba yo junto a Tamara, Andrés y Andrea éramos lo que en ese entonces podían llamarse los mejores amigos, el cuarteto perfecto.

El regreso a casa fue diferente al de la mañana estábamos los cuatro caminando juntos cuando de repente Andrés dijo algo que hizo que mi mente diera vueltas.

- ¿creen que sigamos juntos?, los cuatro después de la graduación----dijo Andy con un tono desanimado.

-por supuesto que si----respondió Tamara tratando de sonar más animada para alivianar la tensión que se había creado.

-siempre seremos los mejores amigos---soltó Anne con su voz dulce

Yo no pude decir nada y no porque no quisiera solo que no me salían las palabras, en mi cabeza solo estaba aquella pregunta que había sonado en el aire mis pensamientos fueron interrumpidos por Tamara quien me miraba de manera preocupante.

- ¿estás bien? ---pregunto con un aire de melancolía

- "por supuesto que no estoy bien, me estoy ahogando y necesito que alguien me ayude a salir de este agujero del que no puedo salir solo" claro que estoy bien, no te preocupes no pasa nada---- solo dije eso temiendo que no me creyera, pero al final si lo hizo, en estos últimos años me he vuelto muy bueno fingiendo, mintiendo y disimulando que todo estaba bien y que mi vida era más que maravillosa.

Tal vez se pregunten porque nunca hable sobre lo que sentía porque no busque ese alguien que me escuchara, y es fácil de responder simplemente no quería arrastrar a nadie al desastre al que yo llamaba mi vida o simplemente no quería la lastima de nadie, solía pensar que de algún modo todos estábamos rotos y cada quien debía buscar la manera de volver a pegar su mitad.

Pero ¿y si nunca lograría encontrar aquella mitad? ¿y si nuca tuve esa mitad y simplemente estaba condenado y vivir este vacío solo?

Al llegar a casa todo seguía igual, mis padres no estaban cosa que no era una novedad. Subí a mi habitación y lance mi mochila al suelo luego me tire en mi cama, estaba tan perdido en mis pensamientos.

- ¿Y si Andy tenía razón? ---Era consiente que en algún momento nos separaríamos y cada quien haría su vida, solo que no me imagine que eso fuera a pasar tan pronto.

Después de todo ellos eran toda la compañía que tenía y tuve en los años que llevaba de vida y el hecho de pensar que algún día ya no seriamos los cuatro contra el mundo era algo desalentador, y en cierta forma o tal vez era completamente triste.

Al revisar mi celular vi que no tenía ningún mensaje lo cual no me sorprendía no porque no le agradara a los demás, solo que no era la persona más popular del instituto algo que para mí era más que maravilloso.

Me gustaba el hecho de saber que nadie sabía quién era, como una sombra que pasa desapercibida sin que nadie note su presencia, me gustaba sentarme en el último puesto solía observar a las personas con mucho cuidado tratando de descifrar lo que habitaba en sus pensamientos, que ocurría en sus mentes y tal vez crean que de alguna forma seria estar loco, pero para mí era más que satisfactorio.  

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