Capítulo Único ☕

237 33 26
                                    

Lowell

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lowell

Cuando todo iba bien, ¿por qué las cosas tuvieron que dar un giro de noventa grados en mi contra?

Todo hasta ahora había salido de mil maravillas. Desde que pise Verona al inicio de las vacaciones de verano todo había salido como lo había planeado. Ir a visitar a mis tíos en Italia nunca había sido una opción para mí, es más, jamás se me había pasado por la cabeza siquiera. Hasta que ellos mismos lo mencionaron en aquella videollamada. En ese momento pensé: «Por qué no. Me merezco pasar un rato fuera del campus de la universidad, lejos de los libros, los exámenes y de todo el mundo». Así que sin pensármelo dos veces empaque todo lo que pude y con mis pocos ahorros compré un boleto.

Sin duda fue la mejor decisión que pude haber tomado. Los últimos tres meses estando con mis tíos habían sido lo mejor, día tras día sentía que recuperaba un poco de todas esas horas de insomnio causadas por quedarme hasta tarde estudiando para los exámenes. El aire fresco y la vista de otro lugar diferente realmente me habían hecho bien para recuperar mi esencia. O al menos eso pienso.

Pese a que este sería mi último día en la maravillosa Italia, decidí no sentirme mal. En cambio, puse mi mejor cara, trace en el mapa una última ruta turística y tras decirles a mis tíos que volvería más tarde para terminar de empacar todo, me encamine por las mejores calles de Verona, mirando todo a mí alrededor con mi cámara fotográfica, guardando cada detalle en mi memoria...

Y ahora esto.

Había notado que en el cielo había algunas nubes grises, pero no sé me ocurrió ni por un pienso que de verdad llovería.

Todo comienza con una leve llovizna, que luego se transforma en un terrible chaparrón que no me da tiempo de cubrirme, por lo que terminó completamente empapado.

Maldición.

Corro hacia el primer lugar que divisó a través de mis gafas empañadas. Apenas entró a la cafetería las pocas voces del interior se acallan mientras múltiples rostros voltean a verme con curiosidad. Algunos, incluso, hacen muecas mientras me miran de arriba abajo. Seguro estarán pensando lo estúpido que soy al no cargar un paraguas encima. ¡Pero qué iba a saber yo que iba a llover!, el día estaba muy bonito...

¡Ach!

Ignoro las miradas filosas que me traspasan mientras camino hacia el baño, dejando un rastro de agua con cada paso. Apenas entró, cierro la puerta tras de mí con seguro y procedo a escurrir mi ropa lo mejor que puedo. Me seco la cara con algunas servilletas. No me sorprendo para nada cuando miró el rostro pálido y ojeroso que me ve de vuelta del otro lado del espejo. Alguna vez mi madre dijo que de pequeño no recibí la suficiente luz solar, por lo que quedé luciendo igual a Casper, el fantasma. Todo pálido y pecoso. Me peino los mechones de cabello oscuro que tengo pegados a ambos lados de mi rostro hacia atrás como chico bueno, pero el resultado no me parece nada favorable, así que lo desordeno todo.

Cuando te olvide |✓|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora