Te enojaste. Lo se. Lo vi en tus ojos. No te estaba mirando con lastima, Annie. Se cuanto odias que te miren con lastima. Te estaba mirando con añoranza. Porque cada molécula de mi cuerpo extraña al tuyo. Soy una porquería. Lo se. Y tu eres algo especial. También lo se.
Pero soy tan condenadamente egoísta que no puedo parar de desearte.
Lo siento, Annie.