Beso el marco de tu espalda y la observo tratando de memorizar cada cicatriz y cada marca en ella. Beso tu cuello y luego me pierdo en tus labios. Siento tu piel bajo las sábanas de mi cama mal tendida, y siento tu respirar agitado y sin prisa, suenan palabras de tu boca, suaves exquisitas. Mi frágil respirar y tus suaves manos acariciando mi piel y llenándola de delicados versos hechas por él. El que me mira con deseo y pasión al momento de la bifurcación. Tus palabras susurradas al oído me envuelven en la penumbra del deseo carnal cuando siento tu respirar. Pero la mejor parte de la noche ostentosa no ha terminado, y se que no terminará.