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Noté como me mirabas esa tarde de otoño, desde la banca café que estaba en el otro lado del parque.

También noté como reías de algo con tu amigo y después volteabas a verme, haciéndome sentir insegura.

El día era hermoso, con las hojas ya secas cayendo por doquier, y tú, ahí sentada por mientras escribías algo en un libro, hacías que el día fuera aún más bonito.

Los días pasaron y, después de algún tiempo, volví a encontrarte en el mismo sitio. Ahora era invierno, la nieve caía pero eso no permitía que no te sentaras en tu lugar.

Volviste a verme, y tú sonrisa volvió a aparecer. No tenía las agallas para acercarme a ti, pero te prometo que quería hacerlo.

Nunca olvidé las miradas que eran dirigidas hacia a mi, ni tampoco las risas que no sabía si eran buenas o malas. Por eso cuando me enteré —por un amigo— que estabas enferma, me preocupé.

No sabía tu nombre, ni quien eras, pero saliste de tema de conversación dentro de la plática con mis amigos. Me dijeron que eras una persona muy alegre y que siempre buscabas ayudar a los demás. Nunca querías el mal para los demás.

¿Así que por qué el mal venía a ti?

Llegó la primavera y volví a verte ahí sentada, pero ahora con un aspecto lúgubre y ya no llevabas la sonrisa de siempre.

Me miraste y noté como una pequeña sonrisa aparecía en tu rostro.

Decidí acercarme y, ese día volví a conocer la emoción de conocer a alguien por primera vez, de saber la motivación de esa persona por la vida, sus metas, gustos y cosas preferidas. Siempre he amado saber sobre los demás y que tú nunca dejaras de hablar, me encantó.

Sarah, ese es tu nombre. El mismo nombre que tiempo después estaría diciendo con tanto amor.

Me contaste que siempre quisiste acercarte a mi, las pocas veces que nos vimos en los últimos 6 meses, pero que nunca tuviste la motivación para hacerlo. También me contaste sobre tu enfermedad, y como ésta había jodido tus últimos meses.

Ahora estabas bien y, eso me hacía tan feliz.

Era el final de verano cuando me invitaste a una cita, estaba emocionada, no podía creer que la persona que me gustaba estaba invitándome a salir.

La noche fue perfecta, hablaste con esa energía que tanto me encantaba por mientras yo te escuchaba. Todo pasó demasiado rápido, así que cuando te estabas despidiendo con un beso en la mejilla, no pude dejarte ir.

Te di un beso, y lugo otro, después tú me lo devolviste y esa noche se convirtió en nuestra primera vez juntas.

Todo era perfecto.

Pero el tiempo pasa, los recuerdos se olvidan, las personas se alejan y las rupturas llegan.

Te alejaste de mi, y todo empezó aquella tarde en la cual viste a otra chica con la misma sonrisa con la que me viste a mi, con la misma intensidad en tu mirada y la misma adoración.

Fuiste una idiota, estaba a tu lado, y me dijiste infantil por mi reclamo.

Ese día fue el comienzo del final, tus sonrisas ya no estaban llenas de amor como antes, en tus caricias ya no sentía la misma calidez de antes. Ya no sentía amor de tu parte.

Traté todo lo que pude para hacerte feliz de nuevo, para que cayeras de nuevo por mi. Pero todo fue imposible.

Me rompiste el corazón, y no solo cuando la viste por primera vez, también lo hiciste cuando te vi besándola.

Al verte me trajo recuerdos de nuestra primera cita, cómo me acerqué a ti para robarte un beso. Y ahora eras tú quien se lo robaba a ella.

Me miraste cuando te alejaste, y en tus ojos no pude encontrar ninguna emoción. No pude encontrar arrepentimiento o preocupación al ver que te había visto. No encontré nada.

Me di la vuelta esperando que me siguieras, pero no fue así. Te quedaste ahí parada mientras la otra chica preguntaba quien era.

"Una conocida" respondiste.

Y ahí entendí que nuestro amor había marchitado. Comprendí que nunca fui tuya, así como tú nunca fuiste mía.

Fueron un año y medio lleno de verdades que al final llegaron a ser falsas, de sonrisas que después iban a ser lágrimas, pero, aún así no me arrepiento de haberte conocido.

Aquella tarde de otoño, en la cual te miré por primera vez, supe que ibas a ser algo más que solo una persona secundaria en mi vida.

Fuiste mi primer amor, mi primera ruptura, mi primer corazón roto.

Y te lo agradezco, conocí muchas cosas contigo que nunca hubiera conocido por mi misma. Encontré tantas cosas que me gustas, así como las que me disgustan. Aprendí tanto de mi.

Me rompiste el corazón, pero también me ayudaste a encontrarlo.

Así que, luego de tres otoños, por fin comprendí que no eras para mi.

Te amé tanto, tanto que hasta me dolía, pero aprendí que en el amor no debe de haber dolor como el que tuve yo.

Siempre tendrás un espacio en m corazón, con tal, fuiste mi primer amor, pero ahora, no eres más que solo un recuerdo que el viento en algunos años se llevará.

Ojalá encuentres la felicidad.

Te ama (ya no románticamente),

La chica bonita del parque.

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jiji, holi.

Escribí esto como en media hora, una total mierda pero quería ver como salía mi narración en primera persona.

Lol no supe que nombre ponerla a la protagonista, así que la carta la firmó con el apodo que Sarah en algún momento le dio ;) la historia nació en mi cabeza como una hora atrás así que la escribí lo más rápido que pude and i kinda like it.

Anyways, espero que les haya gustado, otro día la editaré.

YYYYYY, el título no me gusta, fue en lo primero que pensé, pero quiero que tenga algo relacionado con las estaciones así que ayúdenme a escoger uno :333

Byebye <33

El amor entre las estaciones. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora