Prólogo

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La tormenta de problemas ya había terminado, ahora, solo quedaba una ligera llovizna sobre sus corazones. Luke y Hasley no eran quizá el claro ejemplo de las almas gemelas, tampoco el prototipo de la relación perfecta y, aunque eso no existiera, ambos le pusieron definición a lo que ellos dos crearon.

Ella dio un suspiro melancólico, al ver lo que él estaba haciendo.

—Si sigues así, te matará— indicó en un severo susurro la chica, dejándole en claro que no le agradaba la idea.

Luke la miró burlón, encogiéndose de hombros mientras destapaba la bolsita, de la cual ella ya se estaba acostumbrando a ver.

Era una grata compañera amigable para él, pero una mala destrucción a la vez. De eso estaba consiente, aunque realmente le importaba una reverenda mierda.

Hasley bufó rendida ante lo susodicho por el rubio, no entendía porqué Luke quería eso, aunque pensándolo bien, no entendía nada de lo que viniese de él. La palabra incógnito lo definía demasiado bien para su comportamiento. La mente de los hombres, o quizá sólo la de él, era demasiado complicada de entender.

—Al menos no lo hagas en frente de mí — irritada, ella soltó abrumada por todo.

Y al decir por todo, no solamente era por la gran escena que el chico le estaba proporcionando a su al frente. Si no, por aquello que estaba ocurriendo a su alrededor.

Hasley sabía que bien podría darse la vuelta e irse lejos de ahí, pero no quería hacerlo. Al instante que vio como los labios de Luke se separaban, se preparó para cualquier frase tajante proveniente de él.

—Yo no te estoy reteniendo, te puedes marchar — masculló jocoso.

Alejándose de ella, se sentó sobre la acera de aquella calle vacía donde se podía sentir el ligero viento, era uno frío y agradable. Perfecto para ambos en estos momentos.

Luke abrió la pequeña bolsita y sin rechistar o siquiera disimular, inhaló el polvo. Hasley lo miró con un poco de duda y melancolía, ¿lo debía de dejar aquí solo? En realidad, no quería irse. Quería quedarse, como hace unos minutos atrás bromeaban sobre aquel apodo que a él le parecía tan ridículo. Ella, tragando su dignidad y orgullo, dio una gran bocana de aire y se sentó a su lado.

—He oído de ti últimamente por los pasillos del instituto — fue él quien rompió el silencio —. Eso es nuevo.

—¿De mí? — cuestionó la pelinegra con una mirada inquietante y su ceño fruncido notoriamente dándole de referencia que no entendía su confesión.

—Seh — chasqueó, sacando de su pantalón una cajetilla y, así, coger un cigarro.

Y aquí venía otra de sus tristes adiciones. Después de todo, Luke consumía muchas cosas, no le sorprendería que al día siguiente estuviera en la esquina de una calle inhalando thinner.

—Así que le has dado un buen golpe en la cara a Matthew —Luke soltó mirándole con diversión, esbozó una sonrisa haciendo que su hoyuelo se remarcara y chocó su rodilla contra la de ella.

—Algo así — Hasley musitó un poco apenada por el tema de conversación —. Dicen que se ve más atractivo con él.

—Quizá — confesó, pero a la vez, encogiéndose de hombros. La menor frunció su nariz por ello.

—¿Debería sentirme mal? — cuestionó, sin saber si lo que había hecho era correcto o no.

—No — el rubio le sonrió de lado con una pizca de diversión, relamió sus labios y dejó salir un poco de aliento entre ellos —, pero al menos ya entiendo porqué tu nombre resonaba en los pasillos.

—Creen que soy patética — Hasley rió sin ganas, porque estaba segura que así pensaban todos.

Ambos se quedaron en silencio durante un momento, hasta que él habló.

—¿Sabes? — la miró —. Deja que se reían de lo patética que creen que eres, al final de cuentas todos terminamos igual — dio una calada a su cigarro y dejó escapar el humo —, en un boulevard de los sueños rotos.

BOULEVARD © #1  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora