Capítulo uno.

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Esto es repugnante.

Harry estaba de rodillas rezándole al supuesto 'Dios' que desde pequeño se le enseñó a adorar. Sus rodillas estaban doliendo y  eran no más de las ocho de la mañana, no tenía que estar sufriendo esto tan temprano. A su mano derecha estaba su hermosa madre, Andrea, con una blusa blanca y falda negra con ese labial rojo tan característico...También de rodillas, rezando. A su mano izquierda estaba su tía con ese vestido rosa que había tardado en escoger, con sus manos tan tensas entre sí. Harry pudo notar como realmente las dos mujeres a sus costados estaban empeñadas a creer en este señor en los cielos, él que supuestamente se le debería agradecer hasta por tener la oportunidad de pestañear.

Harry negó y volvió su mirada a sus manos entrelazadas. El sacerdote recitaba algo que probablemente ya se sabía de memoria después de tanto tiempo... Se supone que Harry debería estar escuchando pero en realidad estaba concentrado en la manera en que sus rodillas ardían.

—Pueden sentarse— musitó el Sacerdote.

Harry se sentó y suspiró tan pesadamente que las personas se volvieron a el, haciendo a Harry sonrojarse como un fresita. Dio gracias cuando el padre empezó a interactuar con la Iglesia y las personas dejaron de verlo. Después todo pasó muy rápido, la audiencia repetía cosas que se les había enseñado desde probablemente los tres años, sentándose, parándose, comiendo una oblea que decían llamarla 'el cuerpo de Jesús', respondiendo de acuerdo con el sacerdote, etcétera. Etcétera. De pronto ya estaban saliendo del lugar y Harry por fin dejó de sentir esa culpabilidad que sentía cada vez que estaba dentro del lugar. El estaba por entrar a su auto cuando vio a su madre hablando con el sacerdote, ella lo apuntó y le hizo señas para que se acercara, Harry a duras penas caminó hasta ellos siempre teniendo su mirada a sus pies.

—¡Harry! ¿Cómo estás muchacho?— Palmeó su espalda.

—Bien—se limitó a contestar.

—Bueno...¿Cómo te va en la escuela?

-¡Genial!- Respondió Andrea- Está en el cuadro de honor y sus calificaciones no bajan de nueve. ¡Podría ir a una universidad lejos del país!

-¿Eso es cierto Harry?

-Mhm- Asintió.

-Hoy no estás muy hablador, Harry. ¿Mal día?

-Claro que no, solo que lo desperté muy temprano para venir- Dijo Andrea.

-Oh bueno...- Puso una mano en su espalda- Todo por nuestro padre. Si me disculpan tengo que volver al comedor. Bendiciones a toda tu familia Andy.

-¡Igualmente!- Dijo movimiento su mano en forma de despedida.

Quedaron en silencio y Harry levantó la vista, encontrándose con la furiosa mirada de su madre, Harry se encogió esperando un regaño de su madre.

-Ay mi Harry...- Musitó- No vuelvas a hacerlo, ¿si?

-Si, mami—Andrea lo tomó de la mano y lo llevó al auto donde su tía Adele ya estaba esperando con un cigarro a medio fumar en sus labios rosas.

-¿Listos?

Andrea asintió y abrió el auto.

Llegaron a casa y en cuanto entraron Harry se encerró en su cuarto. Había comprado un nuevo cd y quería escucharlo. Compró 'Weathered' de Creed, había ahorrado un mes para comprarlo y por fin estaba en sus manos. Lo introdujo a su Disc Man, lo conectó a sus audífonos y se acostó en su cama dejando a un lado de él su aparato, presionó el 'Start' y 'Bullets' empezó a reproducirse, haciendo a Harry cerrar los ojos al escuchar la melodiosa voz de Scott. Las canciones pasaban y Harry pensaba en cual era su favorita cuando un estruendo lo hizo abrir los ojos.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2022 ⏰

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