Dr. Seuss dijo: «a veces no conoces el valor de un momento hasta que se convierte en memoria». En el caso de Bucky, él necesitaba aquellos momentos para suplantar los recuerdos dolorosos por otros felices. ¿Encontraría en su memoria la respuesta y c...
Imágen: créditos a Pinterest. Canción: créditos a Taylor Swift.
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«No puedo recordar por lo que solía luchar, rebobino la cinta pero todo lo que hace es pausar... En el mismo momento en que todo estaba perdido y yo estaba recuperando el aliento, descalzo en el invierno más salvaje..., tuve un sentimiento tan peculiar que este dolor sería para siempre... Y cuando naufragé, no puedo pensar en todo el costo, pensé en ti, en las grietas de luz soñé contigo, fue lo suficientemente real para ayudarme... tú estabas ahí y tuve un sentimiento tan peculiar de que este dolor no sería para siempre». Evermore, Taylor Swift
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La doctora Christina Raynor, ya no sabía que hacer para evitar los ataques de ira que ciertas palabras le ocasionaban a su paciente James Barnes. Ha intentado todo tipo de terapias, pero sin importar el idioma, Bucky seguía reaccionando con incomodidad y violencia a las palabras de activación del soldado. No es que temiera que de pronto se convirtiera en el puño de Hydra, es que podía afectar su estabilidad emocional, así como su relación con Wanda Maximoff y sus amigos.
Preocupada por su caso, encontró una sola salida, él tendría que darle un nuevo significado a dichas palabras, evocando eventos felices, recuerdos que vinieran instantáneamente a su memoria al oírlas. Así que aparte de las sesiones programadas, tendría una en la que trabajarían en esos recuerdos que vendrían con cada una de esas palabras.
—Cuéntame, James —tomó su tableta y procedió a anotar lo que su paciente decía—, ¿cómo te has sentido en la última semana?
—Bien —murmuró quedamente—, no me dejan ir a muchas misiones y se aseguran de que no colapse.
—Muy bien, ¿y tú relación con Wanda?
A Bucky se le escapó una sonrisa, ante la interrogante, a su parecer lo único perfecto en su vida era la sokoviana.
—Va bien —contestó escuetamente, pero no pudo evitar que las comisuras de sus labios se elevaran en una sonrisa.
—Creo que van mejor que eso, pero de acuerdo, eres de poco hablar —comentó, tomando apuntes de su conversación—, ¿qué me dices de tu ira ante las palabras?
Ciertamente eso era lo que le preocupaba, pues toda mejoría se iba tras cada acceso de ira producto de aquella terminología infernal que asechaba su felicidad, en espera de atacar.
Suspiró profundo, no le gustaban mucho aquellas terapias, pero tenía que reconocer que surtían efecto, porque cada día se sentía menos angustiado y culpable y un paso más cerca de la libertad mental absoluta.
