Vᴀɢᴏs Rᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏs

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¿Cómo llegamos a esta situación?

- ¡T/N! ¡Sal de aquí, yo me haré cargo ahora! -

- ¿Eh? -

No puedo creer lo que está pasando. Bertholdt y Reiner son unos traidores, aunque esta pelea ya la veía venir.

- ¡¡T/N!! -

El titán colosal se va acercando cada ve más, pensar en que al derrotarlo derrotaremos a Bertholdt, me duele demasiado pero no tenemos otra opción. Me giré hacia Armin que gritaba mi nombre insistiendo en que me retire. Alcé la mirada para ver a Eren, si me voy del hombro del titán, sé que le pasará algo horrible a mi hermano. No lo permitiré.

- Yo lo haré -

Tras esas palabras Armin se quedó inmóvil. Eren también parecía sorprendido pero se mantuvo en silencio.

- Tu eres el que debe seguir viviendo, tu eres quien debe ir a ver el mar ¡Se lo prometiste a Eren! - Señalé el inmenso rostro del oji-verde que se encontraba en su transformación de titán.

- P-pero también te lo prometí a ti - Murmuró mi hermano.

- Gracias a ti hemos llegado hasta aquí, no podemos dejar que un gran estratega como tú muera - Afirmé, haciendo saber a Armin que no cambiaría de opinión.

- P-pero... -

Tomé a Armin suavemente de las mejillas y le dí un profundo y corto beso en los labios. Sabiendo que no volvería a verlo.

- Te amo hermanito -

Dejándolo en estado de shock le di un pequeño empujón hacia atrás para dejarlo caer al vacío y que subiera por la muralla con su equipo tridimensional.

- ¡T-T/N espera! -

- ¡Eren, ahora! - Grité dando la orden para elaborar el plan de Armin. Está será la última vez que los vea a todos...

* * * * *

Desde que recuerdo siempre he vivido en el distrito Shinganshina encerrada por la muralla María junto a mi abuelo y hermano gemelo, Armin.

Mi abuelo siempre nos a cuidado y siempre nos decía que algún día mi hermano y yo saldríamos al mundo exterior, como  nuestros padres quisieron. Pero murieron en el intento.

- Ustedes dos saldrán de esta prisión algún día. Y cuando eso pase, prometánme que se cuidarán el uno al otro -.

- ¡Sí abuelo! -

- ¡Lo prometemos! -

* * * * *

- ¿Qué pasa ereje? ¿Te comió la lengua el gato? -

En una tarde cálida y tranquila cuando tenía 9 años, Armin y yo salimos a comprar un poco de pan, eso sería lo que comeríamos con el abuelo durante unos días.
Esa vez fui yo sola al mercado mientras mi hermano me esperaba un poco alejado de los puestos de comida.

Al regresar con la canasta llena de pan lo encontré siendo golpeado por un trío de niños un poco mayores que nosotros.

- Jajaja ¡Tiene miedo! - Gritó uno de ellos con una asquerosa y burlona sonrisa mientras veía como otro le golpeaba en el rostro a mi hermano.

No pude evitar asustarme en ese momento. Una parte de mí me decía que corriera y le avisara al abuelo pero otra me insistía en que debía protegerlo con mis propias manos.

Triángulo AmorosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora