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Una adormilada Amy caminaba descalza por el pasillo, se dirigía hacia la habitación de Sonic, su erizo favorito.
Habia tenido una pesadilla y aunque no lo admitiera, estaba demasiado asustada como para volver a dormir ella sola en su cama, por lo que decidió ir a meterse en la cama de su novio.
Una vez llegó abrio con cuidado la puerta y entro sin pedir permiso, cerrando la misma con el mismo cuidado. Avanzo hacia la única cama que habia y una vez estuvo cerca movió un poco el hombro del cobalto.
─ Sonikku... Despierta. ─susurró y espero unos segundos esperando a que este despertará, lo cual no sucedió. ─ ¡Sonic! ─Casi grito y entonces si logró despertarlo.
─ ¡¿Qué paso?! ─El mencionado se sento completamente alterado, mirando hacia todas partes hasta que sus ojos se toparon con los de Amy, quien lo veia entre dormida y divertida. ─ Ames, casi me matas de un susto.
Dijo y le dedico una pequeña sonrisa, logrando un leve sonrojo en las mejillas en la de orbes color jade.
─ ¿Qué pasa bonita?
Sus palabras aumentaron el sonrojo en las mejillas de la menor y a pesar de la poca luz, Sonic pudo apreciarlo.
─ Yo...tuve una pesadilla y... no puedo... volver a dormir... ahm... yo...─Antes de poder terminar fue interrumpida por una dulce risita proveniente del mayor─
El cobalto se recostó nuevamente en la cama haciendo un espacio para que su dulce y tierna novia se acostara.
─ Ven aqui, pinky ─Pronuncio e inmediatamente Amy hizo caso, metiéndose entre las cobijas y abrazando el pecho de Sonic.─
El mayor rio un poco más antes de imitar la acción de la chica, abrazandola por la cintura. Ambos se acurrucaron y se dejaron envolver por el calor del otro.
Amy olvidó por completo la pesallida gracias a que ahora solo pensaba en su erizo y el amor que le transmitía en un solo abrazo.
─ Te quiero, Amy.
Murmuró el cobalto antes de caer completamente dormido. Sin saber que habia logrado dibujar una sonrisa en el rostro de la menor.
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