La Maestra y La (no) Alumna. (One shot Luimelia)

22 de junio de 2021

  Anoche no pude quedarme en casa de Amelia, aunque quise por todos los medios hacerlo porque se había puesto la 2da dosis de la vacuna y quería cuidarla por si le daba reacción. Pero no me dejó, de hecho, me lo prohibió terminantemente, no me pregunten por qué. Al final, acabamos durmiendo juntas en videollamada, bueno, durmió ella, yo me quedé admirandola y rezando para que todo fuese bien durante la noche hasta que caí... 2 horas antes de que me sonara el despertador. Como ven, sigo siendo un cuadrito, para qué cambiar.

Antes de que me pregunten, sí, pasamos el confinamiento juntas y tenía que hacer malabares para no colarme en sus clases onlines a plantarle un besazo, pero es que la muy cabronceta se encerraba en la cocina y yo me aburría como una ostra porque Davinia también estaba en clase. Había días que, incluso, volvía a quedarme dormida hasta que ambas acabaran a las 2... Vaya mierda de vida...

Peeeeero, las cosas nos han ido genial, la verdad. Ya tenemos la fecha de boda, aunque aún falta bastante, ya hemos empezado con organizar todo un poco y a llamar a nuestros contactos. Con Amelia la vida es así, organizar las cosas con antelación, que no me quejo en absoluto, pero comprarse la ropa ya, cuando tendrás que hacerle arreglos en el momento que lo necesites, no sale rentable, ¿a qué no? Pues ella no lo ve igual. Miren que yo la amo como a nadie y ustedes lo saben de sobra, pero cabezota como ella sola, la señorita.

Pero a pesar de eso, la convivencia 24/7 durante tantos meses fue bastante bien, todo un reto para nosotras porque ahí es cuando se sabe si, realmente, amas a la otra persona y sí, mi gente. La amo y amo cada manía que tiene, no la cambiaría por nada ni nadie, aunque ella a mí igual sí, soy demasiado intensa en ocasiones y siempre quiero ayudarla. Eso acabó agobiándola un poco, pero nada que no se solucionara con una charla de personas adultas.

Y con Davinia, ¿qué les voy a decir si esa niña es un ángel caído del cielo? No faltaba ningún día a ninguna de sus clases, toda la tarea y los trabajos al día. Por las tardes, cuando terminaba, nos sentábamos y decidíamos qué hacer: ver una peli, hacer otro puzzle, juegos de mesa... La verdad que tuvimos mucha suerte de que todo fuese tan llevadero entre las 3. Sobre todo para mí, que era como "la infiltrada" en la familia.

Eso sí, maldita mierda el virus este de los cojones, ¿eh? Jamás pensé que con lo avanzada que estaba la ciencia ya, pudiésemos seguir viviendo pandemias al estilo la peste negra y todas esas movidas históricas. Pero mirando el lado positivo, ahora saldremos en los libros de historia (lo siento, estudiantes de 2do de Bach que van a tener que estudiar esta época para la selectividad/PAU/Ebau como quieran llamarlo, eso sí va a ser una mierda entre "desescaladas", "escaladas" y rarezas varias de términos).

Pero bueno, volviendo a lo que nos atañe hoy. Después de pasar todo este curso alejada del colegio porque parecía que la que tenía la peste era yo sola... La directora me dio luz verde para irme 3 días de excursión con algunos cursos, de viernes a martes, obviamente, el finde no, esos días que se queden en su casa, molestando a sus familias. Y hoy, martes, es el día que le toca a Amelia con su clase. Clase en la que está la niña a la que doy clases particulares y, entre las dos, hemos conseguido que se encauce un poco a buen puerto, a ver cómo sigue el curso que viene.

Me visto con un outfit precioso, unos pantalones de vestir rosas, unos zapatos a juego y una blusa negra. Una manera casual de mezclar su color favorito y el mío. De hecho, es el día que más guapa voy y no es porque lo diga yo, ¿eh? Pero es que los otros días fui muy simple, ni me pinté ni nada. Hoy me voy a hacer la raya del ojo, la de toa la vida, que el eyeliner ese lo llevo mal.

Llego al cole, como siempre, antes de la hora que me marcan, pero quiero ver si ya había llegado y no le había sentado mal el pinchazo en el último minuto... Pero no, ahí está su precioso coche, aparcado en su sitio de siempre y que cada vez que veo, hacer que me dé un vuelco el corazón.