5. Abrazo

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Habían llegado a la casa de Mew y como su madre estaba de viaje, había dejado su cuarto con llave y el de invitados también, Mew no entendía por qué lo hacía pero tampoco le daba demasiada importancia, no podía dejar que Gulf durmiera allí, tampoco podía decirle que durmiera con él y tampoco le daría el sofá para que durmiese incómodo.
A regañadientes Mew decidió que el podía quedarse con su cuarto y él dormiría en el sofá, había comprado bastante comida como para preparar la cena pero tenía mucho sueño y al parecer Gulf tampoco tenía muchas ganas de comer.

-Puedes dormir en mi cuarto- dijo señalando hacia dónde estaba su habitación -Yo dormiré en el sofá-

-Está bien, no me espíes mientras duermo, me iré en la mañana de acuerdo?- no esperó por una respuesta del castaño así que siguió hablando -No tengo hambre así que no aceptaré nada de ti-

Gulf se dio la vuelta y caminó hasta la habitación sin mirar a Mew, al llegar al cuarto se detuvo para encender la luz, Mew pudo escuchar como suspiró con pesadez. 

-Gracias, de verdad-

-No hay de que...-

-Confiaré en ti desde ahora- le interrumpió-Buenas noches-

-Buenas no...- Gulf le cerró la puerta en la cara

No se dio cuenta que Mew sonrió como un idiota, no sabía si eso le había causado gracia o simplemente se sentía bien por haberlo ayudado, el castaño se sentía demasiado cansado así que se tiró en el sofá sin taparse y sin acomodar la almohada, su cuerpo se relajó al instante, excepto su sonrisa, seguía allí.

-Mew- alguien susurró en su oído -Mew...- esa voz era conocida... 

En sus sueños, Mew pensó en Cassandra, sus ojos verdes, su forma tan caprichosa de decir las cosas, de repente sintió que alguien lo movía, el castaño actuó por instinto y la jaló del brazo e hizo que Cassandra se acostara a su lado, la acercó de la cintura y la chica correspondió a su abrazo relajando su cuerpo. 

-Cálido...- susurró ella

Su olor invadió sus fosas nasales, el chico quiso ver como Cassandra respiraba, abrió sus ojos y al ver a Gulf en sus brazos, se asustó y calló al suelo, al principio frunció su ceño pero luego recordó que el mismo le había dicho que durmiera en su casa.

-Que...- la pregunta quedó en el aire, como si fuera costumbre el pelinegro se puso completamente rojo hasta parecer un tomate

-Debo irme- dijo rápido mientras cogía sus cosas y salía corriendo de la casa

Mew seguía en el suelo, ni siquiera se preguntó por qué confundió al pelinegro con Cassandra, se preguntó por qué no había sentido náuseas, después de todo había abrazado al chico gay.
Pasaron diez días de lo ocurrido con el pelinegro, días en los que las dudas del castaño se extendieron, no había visto a Gulf en esos días pero su mente se empeñaba en recordarlo con simples detalles, si no eran las capas rojas de los súperhéroes de los cómics de Carla, era la camisa verde del profesor de Historia.

Carla había faltado ese día y no sabía lo que decía su profesor hasta que este presentó una chica nueva, Mew levantó la mirada, la chica nueva tenía el pelo rubio, ojos verdes, unos pechos grandes y redondos, su trasero era perfecto, el castaño la encontró más bella que Cassandra por un instante, hasta que recordó cuando ella inflaba sus mejillas enojada; Mew no prestó mucha atención a su presentación, ni siquiera escuchó su nombre, luego de que terminara de hablar se dirigió a la carpeta vacía al lado de el, ella la observaba curioso.

-Hola, mucho gusto- ella sonrió -Soy Viviana-

Mew agradeció que la chica fuera más sociable que él, se esforzó en centrar toda su atención en la chica en vez de sus pechos, o al menos trataba de disimularlo.

No soy gay. Mi novio sí - MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora