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ꜰᴀɴᴅᴏᴍ: 𝘚𝘰𝘶𝘵𝘩 𝘗𝘢𝘳𝘬
ꜱʜɪᴘ: Style
Personajes: Kyle Broflovski
Stan Marsh
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Advertencia:
Toda circunstancia o nombre que tenga un parecido con la realidad es solo coincidencia, y debido a su contenido le aconsejamos que no lo lea.
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Regresando por el oeste, ya pasado el atardecer, y al cabo del ensueño, llegaron primero a su casa, agotados por la andanza en las montañas, aprendiendo con pocos avances cada vez de descenso en bici, deporte varonil y peligroso que no podían resistir en su búsqueda de emociones y violencia por la naturaleza de la adolescencia.
Fiel a su propio carácter el moreno le dejó en la puerta de su asa y se despidió del judío chocando puños, más algo estaba cambiando pues en la mirada azulina pudo visualizar la travesura y en la sonrisa una innata picarda. ¿Estaba imaginando cosas? Cuando aquel se dio vuelta para bajar los escalones dio un golpe en el hombro con el suyo, en un toque accidental demasiado a propósito y con un gesto de la mano emprendió su camino a casa montado en esa gran bicicleta.
La respiración del pelirrojo se agitaba por momentos y el palpitar de su corazón era cada vez más ruidoso; entro a casa y se dispuso a cenar. Se mantuvo dubitativo algunos minutos antes de olvidar los hechos.
[...]
La noche e cernía sobre él en una profunda oscuridad y ahí fue cuando el toque siniestro de su amigo se hizo presente, entre sueños. De nuevo estaban frente a frente, Stan con su sonrisa socarrona y la mano sobre su hombro, pero ya no se encontraban en su pórtico sino en su habitación. — ¿Que propones? — Preguntaba idealizado el moreno, mirando con circunstancia la cama con sabanas desechas. — ¿Lo de siempre?
El pelirrojo parpadeaba con esmero, como si eso le ayudara a entender mejor las palabras de su amigo— ¿De qué hablas? — Fue sincero y espero respuesta por parte del otro, empero tenía la sospecha que el tiempo apremiaba pues Stan girando los ojos con hastió solo le dio un empujón para tirarlo sobre su cama. — Sabes de que hablo— Se sentía acorralado en la singular posición que había optado, con ese cuerpo sobre el suyo, tan vivo y palpitante, en una abstracción tibia. Tragó con fuerza y espero que se tratara de un sueño que se estaba volviendo pesadilla, sus sentimientos por Stan eran un secreto muy bien guardado, ¿En qué momento su relación había cambiado tan dramáticamente? No es que no le gustara, al contrario, las acciones de Stan no hacían más que halagarlo, pero en el subconsciente sabía que no era una buena idea, su amigo tenía novia y él no era capaz de violar su moralidad aun si eso significara cumplir uno de sus anhelos.
Temblaba en su presencia y palidecía cuando las manos largas se dirigieron a su parte baja, con calidez acorralando su sexualidad. La luz incierta, crepuscular del aposento le daban un contorno vacilante y sintiéndose incapaz de pronunciar una silaba se mantuvo en silencio. Un escalofrió helado recorrió entero su cuerpo cuando pasos se escucharon a través del pasillo y la voz de sus padres hacia las habitaciones se hicieron presentes — Ya puse el seguro, — Se adelantó su acompañante y futuro verdugo pues sabía que no saldría vivo de ésta si sus padres se enteraban.
Con avidez el pijama había bajado un poco junto con la ropa interior y él se encontraba totalmente anonadado, soltó una pequeña exclamación de sorpresa antes de ser sofocado por la palma blanca de su amigo — ¿Estás loco? Nos van a escuchar— Dijo molesto en un susurro, y sin quitar la mano de su lugar hizo lo propio con sus pijamas y su ropa interior. Los ojos estaban abiertos con inusitada sorpresa y la calidez le invadía de apoco, más que eso el suave jadeo que el otro muchacho había soltado cerca de su ojera le hizo entender mejor las cosas. Aparentemente se encontraba en alguna fantasía donde tenían encuentros cuando quedaban para dormir en casa de uno u otro, siendo poco creativo. Se mordió la lengua para no preguntar por Wendy pues la curiosidad, la ferviente curiosidad devoradora le carcomía y manteniéndose un instante sin respirar, inmóvil se preguntó hasta donde podría llegar con todo eso.
Con los ojos clavados en su persona, una mano ardorosa al fin cayó sobre la del azabache para ayudarle en la faena, donde se darían placer uno con el otro, juntos. Tuvo que descubrir el glande de la piel que apresaba a su acompañante, esa de la cual carecía, para colocar juntas las puntas rosadas, guiadas por los dedos en un movimiento armónico. En el rostro pálido ya no estaba la melancolía mundana habitual, sino que estaba tintado de pasiones y cuando abrió la boca para preguntar el otro le acallo en un beso, un beso que había esperado por años. Entre dientes y silaba, pudo morder los labios delgados y contraídos, con una pasión que dejaría marcas al día siguiente, que no sabría explicar pero que el Kyle del futuro tendría que pensar en su momento.
El frenesí era desordenado dada la tierna edad, donde estaban descubriendo los límites. El sonido se distendía en jadeos suaves, su amigo subió la mano y dio un generoso lametón para bajar de nuevo y continuar con el tifón, ahora acompañado de un extraño chapoteo. El cambio de la naturaleza en su expresión moral sabiéndose en un acto prohibido, se permitió llegar a un éxtasis doloroso y desenfrenado. En pocos segundos dada la calidez de su esencia masculina que lubricaba el vaivén, prontamente el otro también llego al éxtasis del acto amoroso, más controlado y audaz, con un gruñido de por medio. En otra circunstancia pesaría en avergonzarse por la corta faena a la que fue sometido, sin embargo, en ese momento, Kyle se sentía el muchacho más afortunado del mundo.
Después de unos minutos lograron asearse, aun sorprendido por la falta de pudor de su amigo, lo que le confería varias sesiones previas de las cuales no tenía recuerdo alguno y en una tristeza por las lagunas mentales al cabo de un rato, conciliaron el sueño, en un suave y cálido abrazo.
[...]
Muy pronto por la mañana la voz de su madre le hizo ponerse alerta y dando un brinco en la cama salió de la posición confortable para no ser descubierto, más grande fue su sorpresa al saberse solo en la habitación, sin indicio alguno de su amigo ni nada que le asegure que la noche anterior había sucedido. Y escandalizado pudo notar sus interiores ya secos y duros con su propia esencia.
Trago con fuerza sumamente preocupado y con las manos sobre las cienes que empezaban doler, se preguntó ¿Realmente acababa de tener un sueño húmedo con su mejor amigo?