Manjirou nunca había sido un niño que se asustara fácilmente, no creía en los cuentos de hadas, en los fantasmas, en algo más allá de la muerte, ni siquiera en el monstruo que Shinichiro aseguraba que había en su armario.
Por eso no entendía el Halloween ni las historias de terror.
Tampoco tenía una gran imaginación o al menos no con cosas que no conocía, su imaginación se limitaba a las cosas que él sabía o a las personas que conocía.
Su hermano, Emma, Baji, las motocicletas.
Así que cuando estuvo viendo repetidamente al chico de cabellos negros y ojos azules, no se lo tomo personal, la gente tendía a notarlo y a verlo por las calles.
Comenzaron mal.
Lo primero que sucedió fue de lo más extraño, el sujeto de la nada lo había mirado y comenzando a llorar y entre sus lloriqueos intentaba explicarle algo, solo para unos segundos más tarde desaparecer, Mikey siguió con su camino aun girando hacia los lados por si se volvía a aparecer.
La siguiente vez que lo vio el chico le hablo, Mikey lo ignoró.
No debía de hablar con extraños y ciertamente no después de la primera impresión que tuvo del otro. Aunque este no se rindió, era demasiado insistente, en ocasiones lo acompañaba hacia todos lados y este comenzaba a hablar de cosas que no entendía, de cosas que no conocía, hablaba de cosas normales también, la escuela, los colores, la comida, si le ya había probado los Dorayakis que vendían cerca de la estación siete.
En ese punto Mikey pensó que era un acosador, y atacó.
Solo para terminar golpeando la pared frente a él y ver al pelinegro a su espalda, mostrándole una sonrisa nerviosa y después desaparecer.
Eso pudo haberle advertido algo, pero Mikey no era alguien quien fuera un cobarde.
Después de eso, deslizo el dato con Baji, no le dijo nada acerca de que había algo parecido a un fantasma acosándolo, solo preguntas sobre, si creía o no en fantasmas, y el otro había comenzado a investigar, no quería escuchar nada acerca de cómo eran, porque lo que Baji relataba en cómo debía de mostrarse un fantasma no era nada la apariencia del que lo seguía, el chico era alto, aunque claro era mayor que él, se veía muy humano sobre todo, incluso sus ojos brillaban cuando Mikey comenzaba amenazarlo, cosa que nunca jamás nadie había hecho aparte de Baji, quien por cierto también le contó que quizás podían ser un demonio o alma en pena que podían arrastrar su alma y dejar su cuerpo como una cascará vacía.
Pero nuevamente él no era un cobarde e incluso el chico tenía como un encanto algo angelical, algo que no lo hacía estar a la defensiva.
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My Angel
FanfictionSu ángel de la guarda estaba frente a él. Y él se sintió agradecido. "Odio a los fantasmas" "¿Te cuento una pequeña ironía?" "También odio a los fantasmas" Y agradeció a cualquier dios que lo escucho.