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La exigencia y la estructura de Sakusa Kiyoomi, un hombre perfecto en pocas palabras. Tal vez no era el más amable del mundo pero el más limpio sí lo era, y su novia, debía acoplarse a aquello. No era muy diferente de Kita Shinsuke, ni tampoco de Ushijma Wakatoshi.
Desde que entró a la selección Japonesa había dejado de pasar tanto tiempo con su mánager favorita, desde preparatoria, y eso, la molestaba un poco, no es como si controlara a su novio al cien por cien, ni mucho menos nunca le impidió tener algún tipo de amistad con alguna chica o chico. No era una persona así.
Sabía que Kiyoomi era un difícil, y que nunca haría algo para que desconfiara de él, pero una de las dos mánagers del equipo de la selección, era algo complicada, y eso que hasta Sakusa se daba cuenta, había intentado ponerle un alto, pero ella nunca cedía. Una sola acción, hicieron que la paciencia de Suzuki (yn) aumentara, y no era la primera, ni la segunda, y mucho menos la tercera vez que pasaba esto, pero sí la última que aguanto.
Solía llegar a más tardar todos los viernes a las siete de la tarde, cuando el entrenamiento estaba por acabar, y de nuevo, limpiando el sudor que caía de la frente de Kiyoomi como si el no supiera hacerlo. Cerca, tan cerca como las ganas que tenía de alejarla.
Omi siempre se le quedaba viendo incomodo a la chica, muchas veces la alejó, pero ella nunca cedió, sabía que Suzuki le tenía entera confianza, pero también sabía de sus inseguridades, y por supuesto que no quería contribuir en estas. Pero el destino no contribuía en su favor, y su chica siempre llegaba en ese preciso momento, y estaba a nada de hablar con Iwaizumi porque le incomodaba.
Siempre se lo explicó a (yn), y ella parecía entenderlo, pero las inseguridades siempre están a flote. Y dejó de enojarse tanto, y comenzó a compararse con ella. Y eso era muchísimo peor que estar molesta con la mánager.
— ¡(yn) tan preciosa como siempre! — saludó cierto rubio, corriendo hasta la c/c.
— Atsumu-kun ¿qué tal estás? — le devolvió el gesto acariciando aquella cabellera teñida, que con esos rulos, le daba un toque que uf.
— Bien ya que estás aqu—
— ¡(yn-chan) has venido, hey hey hey! — el albino venía igual de feliz, con Hinata a un lado, sonriendo tan lindo y amable como siempre.
— Hey, hey, hey Koutarou-kun, me alegra verte.— le devolvió aquella felicidad que le transmitía. Aunque se extraño de no ver a los demás chicos compañeros de su novio.
