Entre tristezas

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Me levanto más temprano de lo habitual y ¡Sorpresa! Es sábado, no puedo dejar de sentirme mal, la escena de su cálido beso se repite una y otra vez en mi cabeza, no puedo pensar en otra cosa, me dirijo hacia el baño, me miro al espejo y tengo los ojos hinchados, como si hubiera llorado sangre, anoche lloré como nunca hasta que me ganó el sueño, sentía que nunca en mi vida había llorado tanto como hoy, no puedo pensar en otra cosa más que en ellos y en su beso, se repite una y otra y otra vez, no sé que hacer, quisiera solamente dejar de respirar, quisiera morirme, de todas formas sé que si muero no le importaría a nadie, que sólo llorarían en el instante y que después me olvidarían, la cabeza me da vueltas y no sé en qué pensar, no me apetece nada, sólo quiero dormir y ya no despertar jamás, estaba acostada y sin ánimos, cuando de pronto escuché que sonó el timbre de mi casa, como era de costumbre yo y mi hermana estábamos solas en casa, ya que mis padres trabajan todo el día, mi hermana me dice que abra la puerta, la abro y era Vanessa, yo triste le pregunto que es lo que quiere, ella me dice: – ¿Quisieras ir al parque conmigo?...
Yo no quería ir, no tenía ganas de nada, y sólo le digo: ¿Porqué no vas con Diana? A caso ¿No son ustedes dos mejores amigas?
Cuando estaba a punto de cerrar la puerta Vanessa me detiene y me dice: –Diana me aburre, ¡Yo quiero ir contigo!
Yo sólo le respondí: –Si, y de seguro también le dices a Diana que yo te aburro, ¡no caeré en tus juegos Vanessa déjame en paz!, Vanessa me responde: – Pues no creas que no sé lo que pasó, Diana me lo contó todo, que ¡Alex le había dicho que tú lo incomodabas y que dejaras de ser una acosadora!...
Sus palabras me hicieron sentir muy mal, sólo le cerré la puerta de golpe y me tiré en uno de los sillones de la sala a llorar.
La estaba pasando muy mal, me daba cuenta que ellas nunca fueron mis amigas, que sólo trajeron problemas a mi vida, y me arrepiento, me arrepiento de haberme ilusionado con ese tipo, de haber considerado a Diana y Vanessa como mis mejores amigas, me arrepentía de todo y de ya no poder solucionar las cosas.
Mi hermana me dijo que saldría de casa, yo sólo le dije que estaba bien, ella salió y yo sólo me dispuse a seguir llorando en mi habitación, me arrepentía de mí misma, de cómo por un chico hice lo imposible y mis esfuerzos por cambiar se fueron por la borda.
El coraje y la tristeza me consumen, no puedo más, quiero morirme, quiero quitarme un peso de encima, voy al cuarto de mi padre a buscar la navaja suiza, que está en el cajón de su habitación, tomo la navaja y empiezo a gritar de la desesperación, si hice algo mal ya no importa, estando muerta quizá esté en el infierno, me importa poco porque ya estaba viviendo en algo parecido, por culpa de todos, por haberme criticado y haberme hecho cambiar para nada, me corto la garganta con la navaja y caigo al suelo, puedo sentirme viva aún, pero me siento débil, supongo que es el final...

𝐈𝐧𝐬𝐞𝐜𝐮𝐫𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora