A veces pienso que ya no estás, que ya aprendí, que ya no te tengo que escuchar porque ya no debes enseñarme nada. Pero luego apareces con tu inquietud, tu forma de ser, me querés dar cuenta de algo, me pones mal, pero no lo haces para lastimarme sino para cuidarme, quizás si te escuchara te irías más rápido, perdón por ignorarte, se qué no es tu intención molestarme. Quizá me preocupa o me pone ansiosa no saber que va a pasar o quizás saber que alguien sabe que va a pasar algo antes que yo lo sepa, la incertidumbre me pone así. Pero en Dios encuentro la certeza de que todo va a estar bien.